La maratón científica del investigador

Estos primeros días del nuevo curso académico nuestro departamento parece la Gran Vía. Son muchos los alumnos y egresados que nos visitan para solicitar incorporarse al grupo de investigación de «Bioquímica y Biotecnología enzimática» de la Universidad de Murcia. Unos quieren ser alumnos internos, otros realizar su Trabajo Fin de Grado (TFG) con nosotros, varios el Master de Biotecnología y Biología Molecular y algunos su Tesis Doctoral. Los objetivos de este post son dos. Por un lado mostrarles a los lectores de Scientia cuál es el largo y duro camino que les espera a los que deciden embarcarse en el apasionante mundo de la investigación. Por otra parte también quiero que sepan cuál es mi forma de actuar con estos chavales. ¿Por qué les cuento esto? Porque creo necesario que, para evitar falsos bulos como los que a veces se leen en algunos medios de comunicación, la universidad explique a la sociedad cómo funciona internamente en determinados aspectos.

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Actualmente la línea de investigación de encapsulación molecular en la que estoy encuadrado está perfectamente definida. La estructura se ha hecho en base a diferentes escalones y en cada uno de ellos colocamos a una o dos personas. Con eso logramos que no haya interferencias entre ellos y que unos se ayuden a los otros gracias a su distinto grado de experiencia en el grupo y a su conocimiento. La formación de los miembros del grupo es multidisciplinar. Lo prefiero. Hay biotecnólogos, bioquímicos, químicos, tecnólogos de alimentos…cada uno aporta cosas diferentes al grupo y todos nos retroalimentamos.

La línea la dirigimos Francisco García Carmona (mi jefe, maestro y casi un padre para mí) y un servidor. También forman parte de la misma un contratado pre-doctoral al que le queda un año para realizar la Tesis Doctoral, una investigadora que comienza el Máster, tres alumnos que realizarán su TFG a lo largo de este curso y varios alumnos internos que están cursando sus grados. En el grupo de investigación de Bioquímica y Biotecnología enzimática hay otras líneas de investigación abiertas con otros componentes.

¿Y qué les digo a los nuevos chavales que quien entrar a formar parte de nuestro grupo? Pues según cuál sea su situación. No es lo mismo un alumno interno de primer curso del Grado que un doctorando. Eso sí, jamás ninguno le prometo absolutamente nada de cara a su futuro profesional. Muchas cosas no dependen de mí y sería una grave irresponsabilidad hacer falsas promesas.

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Lo primero que hago es agradecerles su interés por formar parte del grupo. A continuación les pregunto las razones de habernos escogido entre tantos buenos grupos que existen en la Universidad de Murcia. También tengo muy en cuenta si su situación (alumno, doctorando, doctor…) cuadra en las necesidades del grupo. No puedo meter demasiada gente en un mismo escalón de la estructura porque podría fallar el sistema.

Luego les pido su nota media del expediente. Es posible que resulte un poco frío pero es un dato fundamental de cara a la posible concesión de contratos de investigación. Sí, ya sé que están pensado que no siempre los mejores expedientes trabajan bien en el laboratorio y que, por el contrario, hay gente “muy máquina” experimentalmente que no tiene el mejor de los expedientes académicos… estoy de acuerdo, pero también es cierto que para otorgar determinados contratos se necesita un criterio objetivo y éste a veces depende en una parte muy significativa de la nota académica. Esta es la razón por la que a los alumnos de primer curso de los diferentes grados en los que doy clase les hablo sobre la importancia de las notas en su futuro.

¿Cuál es el siguiente paso? Mostrarles y explicarles detenidamente las siguientes imagenes para que sean conscientes de la dureza de la carrera investigadora. No me gustaría que nadie de mi grupo pudiese acusarme en un futuro de que no les conté la situación real de la investigación en España el día que vinieron a verme (si no ven bien las imágenes pinchen en este enlace).

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En la primera de ellas se observan las distintas etapas que tiene la carrera investigadora tanto en el sector público como en el privado. Se puede apreciar la duración media de cada una de las etapas y las interconexiones que hay entre los sectores público y privado.

En las siguientes imágenes podemos ver algunos de los diferentes contratos y/o becas de investigación que ofertan distintos organismos europeos, nacionales y regionales (tanto públicos como privados) para financiar la carreta investigadora de un científico.

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Cuando me aseguro que han entendido el proceso (con sus correspondientes ventajas y dificultades) les pido que se vayan a casa, que estudien bien las posibilidades que existen, que las mediten, que las consulten con su gente más cercana y que, cuando tomen una decisión, vuelvan.

En un par de días suelen regresar. Si han decidido no embarcarse en la aventura, lo entiendo. No es fácil llegar al final. El trabajo es duro y la incertidumbre es grande. Yo saqué mi plaza de Profesor Titular de Universidad con 39 años. Hasta ese momento todo fueron becas, contratos, interinidades, etc. Si, al contrario, tienen claro que quieren luchar por labrarse un futuro estable en el mundo de la investigación científica, tanto el grupo como el resto el Departamento haremos todo lo posible para que alcancen su objetivo…empieza la batalla.

Estimados lectores, formen o no parte del mundo de la investigación creo importante que todos los miembros de la sociedad conozcan cómo trabajamos en la universidad. En este aspecto concreto que hoy he abordado nuestro grupo de investigación lo hace tal y cómo les he contado en el post de hoy….pero por supuesto estamos dispuestos a mejorar. ¿Alguna propuesta?

Jose

 

 

 

 

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2 respuestas a La maratón científica del investigador

  1. Una gran artículo. Me ha emocionado, ánimo y sigue así, Jose.

  2. Copépodo dijo:

    «Titular con 39 años». Esa afirmación asombra, pero no en el sentido en el que te imaginas sino justo en el contrario. Echa un vistazo a las edades de la gente que a día de hoy están consiguiendo plazas de ayudante doctor y ya pueden considerarse tremendamente afortunados.

    Jose, como crítica constructiva, a mí me da la sensación de que la gente estabilizada que leyó la tesis antes de la crisis, aún sabiendo que la cosa está chunga, no es consciente de hasta qué punto. El esquema de la FECYT es muy bonito pero muy poco realista, y el cómic que has seleccionado viene de EE.UU. donde el sistema es muy competitivo, pero al menos su similitud con una meritocracia es mayor. En el esquema de la FECYT y en tu post falta la información relativa a las escasísismas oportunidades de estabilizarse, y es crucial que la gente joven tenga acceso a esos datos desde el principio. He leído hoy este post que me parece que aporta esta perspectiva y que recomiendo a ti y a tus lectores.

    La carrera científica en España: un embudo atascado

    Básicamente, a día de hoy, el 95%, así a ojo, de los doctores españoles, tienen que ganarse la vida en otra cosa fuera de la ciencia española. Esa es la realidad, ignorarla no hace ningún favor a nadie. Orientar a los futuros y jóvenes doctores con mantras como «si eres bueno lo conseguirás» o «no decaigas en la lucha» «empieza la batalla», etc, me parece un error. Y no porque no haya que esforzarse al máximo en conseguir un objetivo profesional determinado, sino porque se da la falsa impresión de que está en la mano de la susodicha persona tener éxito o no, y eso no es verdad. Hay tantas variables que están fuera del control individual que incluso aunque seas una persona absolutamente brillante, el rango de éxito es tan bajo que el sistema no puede discriminar quién es «mejor», porque los propios indicadores para ello son más que cuestionables. La propia pregunta en sí es muy relativa y en realidad, imposible de responder. Eso por no entrar en las malas prácticas en las que muchas universidades siguen incurriendo, aunque ese es otro tema.

    Hace muchísima falta una buena orientación profesional para estudiantes interesados en investigación. Empezar por exigir un alto expediente académico y dejando claro que nadie puede prometerte nada (o sea, lo que haces tú) es lo mínimo. Pero ya que pides propuestas, si yo tuviese que orientar a alguien interesado en la «carrera investigadora» lo primero que le diría es que se haga a la idea de que lo más probable es que no consiga profesor universitario ni científico del CSIC. Pura estadística. Este es un dato difícil de asimilar para personas acostumbradas a ser excelentes, a estar el ese percentil del 5% superior en sus estudios, pero que de repente se van a ver rodeados de gente igualmente excelente.

    Este dato tiene que ser asimilado en positivo: de ese 95% de doctores que se acaban buscando la vida de otra forma, nos hacen falta conocer las innumerables historias de éxito a la hora de alcanzar profesiones satisfactorias y de vidas felices. Al contrario de lo que solemos pensar, tener un doctorado te da un bagaje de capacidades profesionales que te hace perfectamente contratable en numerosos ámbitos. Una persona capaz de conseguir un doctorado es experta en resolver problemas, en manejar datos, en supervisar proyectos, en conseguir cumplir objetivos a largo plazo, en aprender técnicas nuevas y transmitirlas, y un largo etcétera. En EE.UU. hay una tendencia creciente en preparar a los doctores para hacer valer su versatilidad allá donde sea necesaria. Este aspecto de la orientación profesional académica es especialmente necesario en España. Quien quiera hacer una tesis tiene que ser consciente, desde el momento cero, de que permanecer en el mundo académico es estadísticamente la salida menos probable, incluso aunque seas excelentísimo, incluso aunque te acredites, e incluso aunque publiques en Sáiens. La mayor parte de las variables que te abrirán esa posibilidad están fuera de tu control, y los testimonios de la gente que lo consiguió (muy especialmente si ello ocurrió antes de 2008) estarán muy sesgadas.

    Ojo, esto no quiere decir que haya que desanimar a nadie de iniciar un doctorado, sino que conviene explicar que ser profesor universitario o científico del CSIC, ni son salidas realistas, ni son necesariamente las únicas que les van a hacer felices. Me parece absolutamente legítimo animar a hacer un doctorado a gente que quiera esa experiencia vital de formación, de experiencia en la investigación, etc, pero con los ojos puestos luego en trabajar en el mundo de la empresa, de la enseñanza no universitaria, del mundo editorial, del manejo de datos, etc etc.

    Una maratón, o una escalera no son metáforas adecuadas para la «carrera investigadora» porque se da la falsa sensación de que quien entrena, se prepara y persiste, consigue llegar a la meta, pero si bien el trabajo durísimo y la persistencia son requisitos necesarios, no son en absoluto suficientes. Quien crea (o a quien se le haga creer) que llegar a la meta está bajo su control, corre más peligro de experimentar una frustración perniciosa si (como es previsible) acaba formando parte de ese 95% que pese a su preparación acaba teniendo otro tipo de trabajos. Dado que esa situación llega a veces décadas después del nacimiento de una vocación, dicha frustración puede resultar terrible y puede hacer a la persona concluir falsamente que «no ha sido suficientemente buena» a pesar de una trayectoria excepcional.

    Con los datos y el sentido común encima de la mesa, hay que romper con el discurso tracidiconal de los motivos, expectativas y recorridos de lo que supone la investigación en España. Gente como tú está en una posición más que adecuada para cumplir con esta responsabilidad.

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