Mozart y el fútbol unidos por un hongo bioluminiscente

Relacionar el fútbol y la música a través de la biología, y más concretamente de la micología, no es tarea fácil…pero hoy lo vamos a intentar en Scientia.

Uno de los grandes jugadores de fútbol de los últimos 20 años está a punto de colgar las botas.

Vitor Borba Ferreira, más conocido como Rivaldo, fue considerado uno de los mejores futbolistas del mundo de finales de los años 90 e inicios del 2000. El jugador brasileño, aun en activo, ha ganado tanto a nivel de selección como con sus diferentes clubes, todo lo que un jugador de fútbol puede soñar.

Copa del Mundo, Copa América, Liga de Campeones, Ligas española e italiana, Supercopas de Europa, Copas del Rey…Rivaldo lo ha ganado todo con la Selección Brasileña, el FC Barcelona, el equipo que lo encumbró, y el AC Milán. Además, a nivel individual, Rivaldo obtuvo el Premio al mejor futbolista del año, el Balón de Oro de Europa y el Premio FIFA World Player…todo un genio del deporte rey.

Pero toda carrera futbolística llega a su fin y la del gran Rivaldo no iba a ser menos. Tras un corto peregrinaje por exóticas ligas de fútbol, Vitor Borba Ferreira recaló en Enero pasado en el club de la ciudad brasileña que le vio nacer… el São Paulo FC., donde parece ser que se retirará este mismo año.

A todos nos gusta que ser profetas en nuestra tierra, y si esa tierra es la maravillosa ciudad de São Paulo, mucho mejor. Por ello Rivaldo eligió su ciudad natal como el sitio ideal para acabar su más que brillante etapa como futbolista profesional.

La ciudad de São Paulo es la capital del Estado de São Paulo y la principal ciudad de la Región Metropolitana de São Paulo. En su área metropolitana viven casi 20 millones de personas, siendo la mayor metrópoli de Brasil, de Sudamérica, segunda en América y una de las más pobladas de mundo.

Si bien São Paulo es más conocida por tener regiones altamente urbanizadas, tanto la ciudad como la Región Metropolitana en la cual está encuadrada poseen una gran riqueza ambiental y el Parque Estadual do Jaraguá, que es una parte del llamado Cinturón Verde de São Paulo, fue declarado declarado Reserva de la biosfera por la UNESCO en 1994.

Pues bien, en uno de esos bosques de la Región de São Paulo, donde la fauna y la flora es impresionante, se adentraron en una expedición nocturna dos prestigiosos investigadores, Dennis Desjardin, de la Universidad de San Francisco, y Cassius Stevani, de la de Sao Paulo.

El motivo de tal expedición en una noche de luna llena fue encontrar distintos tipos de setas que brillaran en la oscuridad….y vaya si las encontraron, hasta siete nuevas especies.

Entre ellas destacaba una particularmente a la que bautizaron como «Mycena luxaeterna» (luz eterna), un hongo bioluminiscente que acaba de ser seleccionado por el Instituto Internacional para la Exploración de Especies de la Universidad de Arizona (EEUU) y un comité de taxónomos de todo el mundo como una de las 10 más importantes nuevas especies descubiertas en el pasado año 2010.

Además de la protagonista de nuestra entrada de hoy, en ese Top Ten podemos encontrar de todo…sanguijuelas con dientes, cucarachas saltarinas, lagartos gigantes…¡¡¡que disparate!!!

Mycena es un gran género de pequeños hongos Saprotrofia, de la familia de Mycenaceae, que rara vez tienen más de unos pocos centímetros de ancho y se alimentan de materia orgánica en descomposición. En el caso de la especie galardonada, Mycena luxaeterna, es de pequeño tamaño y su parte superior tiene forma de paraguas abierto midiendo menos de un centímetro.

Pero la peculiaridad de Mycena luxaeterna  es que resplandece de forma constante emitiendo una luz brillante entre amarilla y verde de forma constante a lo largo de las 24 horas del día.

Aunque de los aproximadamente 1,5 millones de especies de hongos que se conocen en la Tierra, sólo 71 son bioluminiscentes, treinta y tres especies pertenecen al género Mycena.

¿Pero en qué consiste y para qué emplea su bioluminiscencia Mycena luxaeterna?

Luminiscencia es toda luz cuyo origen no radica exclusivamente en las altas temperaturas, por el contrario, es una forma de «luz fría» en la que la emisión de radiación lumínica es provocada en condiciones de temperatura ambiente o baja.

De esta forma, cuando un sólido recibe energía procedente de una radiación incidente, ésta es absorbida por su estructura electrónica y posteriormente es de nuevo emitida cuando los electrones vuelven a su estado fundamental.

Mycena luxaeterna a la luz del día (derecha) y por la noche (izquierda)

En función de la radiación que estimula esta emisión, tendremos distintos procesos luminiscentes como la fotoluminiscencia, la cátodoluminiscencia o la radioluminiscencia.

Además de la excitación por radiaciones ionizantes, la luminiscencia puede generarse también mediante una reacción química (quimioluminiscencia), energía mecánica (triboluminiscencia), energía eléctrica (electroluminiscencia), ondas sonoras (sonoluminiscencia)y, en el caso que nos ocupa, energía biológica (bioluminiscencia).

Pero este concepto no es nada nuevo. La bioluminiscencia es un fenómeno muy extendido en todos los niveles biológicos y la podemos encontrar en bacterias, hongos, protistas unicelulares, celentéreos, gusanos, moluscos, cefalópodos, crustáceos, insectos, equinodermos o peces.

En cuanto a la función que tiene la bioluminiscencia, en algunas especies sirve como referencias sexuales y ayudas en el emparejamiento (el caso de las luciérnagas); en otras funcionan a modo de cebo (como en el caso de algunos pejesapos) y en otras como defensas para confundir a los depredadores (algunos cefalópodos y gusanos del género Phrixothrix).

En el caso de la especie que nos ocupa, los investigadores piensan que Mycena luxaeterna brilla para atraer a los animales nocturnos que las ayudan a dispersar las esporas que como semillas permiten que crezcan nuevos organismos.

Y a estas alturas del texto ustedes se estarán preguntando…. ¿Y qué pinta Mozart y la música clásica en toda esta historia?

Wolfang Amadeus Mozart, cuyo nombre completo era Johannes Chrysostomus Wolfangus Theophilus Mozart, ha pasado a la historia por ser uno de los músicos más influyentes y destacados de la historia.

Una de las grandes obras del compositor y pianista austriaco, maestro del Clasicismo, fue su famoso Réquiem en re menor, “K. 626” , composición musical creada específicamente para ser interpretada en una misa funeral y que se trata de la decimonovena y última misa escrita por Mozart.

Pocos días antes de que Mozart ofreciera en Viena uno de sus últimos conciertos públicos, un enviado del conde Franz von Walsegg, músico aficionado y cuya esposa había fallecido, le encargó la composición de un réquiem para los funerales de su mujer.

Mozart murió sin terminar la obra y fue su discípulo Süssmayer quien lo acabó siguiendo las directrices que le había dejado el genio austriaco.

Pues bien, el definitivo “Réquiem” de Mozart en re menor, “K. 626”, se compone de varias partes, concretamente siete: Introitus, Kyrie, Sequentia, Offertorium, Sanctus, Benedictus y… ¡¡¡ Lux Aeterna !!!

 Sí amigos, los investigadores Dennis Desjardin y Cassius Stevani, dieron, a su famoso hongo bioluminiscente Mycena luxaeterna, el nombre de la última parte del Réquiem de Mozart, no sabemos si inspirados directamente en la obra del gran músico austriaco o en la espectacular versión que hicieron Clint Mansell y Kronos Quartet para la banda sonora de la película Requiem For a Dream”.

Lo que sí sabemos es que su brillo constante a lo largo de las 24 horas del día le ha servido a ‘Mycena luxaeterna’ (luz eterna) su paso a la historia….¡¡¡al igual que a Vitor Borba Ferreira… Rivaldo!!!

Nos ha costado pero hemos conseguido la cuadratura del círculo…Rivaldo, Mozart unidos por nuestro hongo Lux Aeterna y por una ciudad...¡¡¡São Paulo!!.

Sin embargo, desde Scientia queremos hacer una severa crítica tanto a los científicos descubridores de lux Aeterna como al Instituto Internacional para la Exploración de Especies de la Universidad de Arizona. ¿Por qué? Por no haber llegado a la conclusión más evidente de sus estudios.

Los resultados expresan claramente que Wolfang Amadeus Mozart le puso a una parte de su Requiem el nombre de un hongo bioluminiscente, que el propio Mozart sabía que se descubriría muchos años después en un bosque de la ciudad natal de Rivaldo, jugador del F.C. Barcelona.

Por tanto, la conclusión de estos estudios, y a la que sorprendentemente no han llegado los científicos implicados, está muy clara… ¡¡¡Mozart era del Barça!!!

Jose

Nota: Con esta entrada participo en el IV Carnaval de la Biología, que durante este mes celebra su edición en el blog “BioUnalm«.

Fuentes:

* Desjardin, D.E., B.A. Perry, D.J. Lodge, C.V. Stevani, and E. Nagasawa. 2010. Luminescent Mycena: new and noteworthy species. Mycologia 102(2):459- 477.

Esta entrada fue publicada en Biología, Deporte, Música y etiquetada , , . Guarda el enlace permanente.

19 respuestas a Mozart y el fútbol unidos por un hongo bioluminiscente

  1. Kike dijo:

    jajaja, excelente entrada, y suerte a los del barsa para este sabado!!

  2. Pablo Marcos dijo:

    jajaja grande, muy grande

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  4. Raven dijo:

    Qué manera de hilar y relacionar cosas tan dispares ! Me ha encantado¡ , y eso que no soy nada «furbolero» xD

  5. Yo dijo:

    Mozarato. ¿Por qué? ¿Por qué?

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  7. Dani dijo:

    plas plas plas plas….

    Con esta entrada ganarás más enemigos de los que tuvo Mozart en su día jajajaja.

    Sábado glorioso nos espera. Que la bioluminiscencia sea azulgrana 😀

  8. Carola dijo:

    Grandioso, sobre todo las conclusiones.

    Un abrazo!

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