Alegría, estupefacción y cabreo. Esas fueron las tres fases por las que pasé al leer el artículo 38, el que lleva por título “Cultura científica y tecnológica”, de la Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación y que ustedes pueden descargarse en este enlace. Me explico.
Los lectores asiduos del blog tienen clara mi opinión tanto sobre la importancia de la divulgación de la ciencia a la sociedad como sobre la necesidad del reconocimiento institucional de la labor realizada por parte de aquellos divulgadores pertenecientes a centros investigadores y/o docentes. Sobre este tema ya he escrito varios posts (Blogueando desde la Universidad: una experiencia personal… y mucho más o Los blogs universitarios de divulgación científica en el marco de la Ley de la Ciencia) por lo que no voy a incidir hoy en ello, pero podrán imaginarse la gran alegría que me llevé cuando pude observar que en la nueva (o ya no tanto) Ley de la Ciencia había un capítulo dedicado a la divulgación y comunicación de la misma.
La primera lectura que hice de artículo 38 me hizo pensar que la importancia que ha cobrado la divulgación científica en los últimos años había obligado a las autoridades españolas a hacerle un importante hueco dentro de la nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, una ley que profundiza en la vertebración de las relaciones y en el diálogo entre ciencia, tecnología, innovación y sociedad.
En particular, dicha ley reconoce las actividades de divulgación y de cultura científica y tecnológica como consustanciales a la carrera investigadora para mejorar la comprensión y la percepción social sobre cuestiones científicas y tecnológicas y la sensibilidad hacia la innovación.
En esa primera lectura mi alegría aumentó cuando pude leer que, como declaración de intenciones que muestra la importancia que se espera que cobre la divulgación científica en los próximos años, uno de los objetivos generales de la Ley 14/2011 de 1 de junio es impulsar la cultura científica, tecnológica e innovadora a través de la educación, la formación y la divulgación en todos los sectores y en el conjunto de la sociedad. Alucinante. Ya era hora.
Por otra parte, y ahondando aun más en la proyección de la divulgación como herramienta imprescindible en el nuevo marco de la ciencia en nuestro país, en mi primera toma de contacto con dicha ley pude leer que dentro de sus objetivos están promover la participación activa de los ciudadanos en materia de investigación, desarrollo e innovación y el reconocimiento social de la ciencia a través de la formación científica de la sociedad y de la divulgación científica y tecnológica. Seguía flipando. Esto es lo que muchos estamos reclamando desde hace tiempo.
Para intentar alcanzar todos estos objetivos generales relacionados con la divulgación científica, la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación ha dedicado su artículo 38 a la Cultura Científica y Tecnológica, estableciéndose que en los Planes Estatales de Investigación Científica y Técnica y de Innovación se deberán incluir las medidas pertinentes para la consecución de los siguientes objetivos:
a) Mejorar la formación científica e innovadora de la sociedad, al objeto de que todas las personas puedan en todo momento tener criterio propio sobre las modificaciones que tienen lugar en su entorno natural y tecnológico.
b) Fomentar la divulgación científica, tecnológica e innovadora.
c) Apoyar a las instituciones involucradas en el desarrollo de la cultura científica y tecnológica, mediante el fomento e incentivación de la actividad de museos, planetarios y centros divulgativos de la ciencia.
d) Fomentar la comunicación científica e innovadora por parte de los agentes de ejecución del Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación.
e) Proteger el patrimonio científico y tecnológico histórico.
f) Incluir la cultura científica, tecnológica y de innovación como eje transversal en todo el sistema educativo.
Perfecto. Hasta ahí todo correcto. No, correcto no… cojonudo. Fruto de la emoción me puse cómodo, me preparé un buen copazo y me dispuse a seguir leyendo el artículo 38… pero no había más. Llegaba el artículo 39. Me cabreé.
Pero vamos a ver… ¿cómo se van a articular todas estas medidas? ¿cuáles son las herramientas previstas para alcanzar los objetivos descritos en el artículo 38? ¿qué medidas reales van a tomar las instituciones pertinentes para mejorar, fomentar, apoyar, impulsar y proteger la divulgación científica? ¿cómo se piensa reconocer oficialmente la labor del divulgador?
Me puse desesperadamente a buscar algún Anexo en el que poder leer algo que no sea una declaración de intenciones. Pero no. Allí no había nada. En vista que no pude encontrar lo que iba buscando buceé en las webs de varias instituciones (ANECA, ANEP, CRUE, FECYT, etc.) para ver qué medidas se habían adoptado posteriormente a la fecha de publicación de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación que pudieran demostrar que hay un antes y un después en el mundo de la divulgación científica a la publicación de dicha ley …. pero tampoco tuve éxito.
Queridos lectores, desde mi humilde punto de vista la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, en materia de divulgación científica, es un brindis al sol. No creo que haya mucha gente que esté en contra de los objetivos que se plantean en el artículo 38. Tampoco conozco a nadie que esté en contra de la paz en el mundo… pero hay que tomar medidas para que las buenas intenciones no se queden solamente en eso.
Si ustedes han llegado a esta parte del post entenderán que me llevara una gran alegría cuando la Asociación de Comunicación Científica se puso en contacto conmigo para invitarme a participar en las Jornadas “#divulgaA3: Más allá de los papers” que se celebraron el pasado 15 de Marzo en la Universidad de Córdoba (UCO). En el seno de dichas jornadas tuve el honor de participar de una mesa redonda que llevaba el mismo título de este post “¿Qué hacemos con el artículo 38 de la Ley de la Ciencia?” y que fue moderada por Justo P. Castaño Fuentes, Vicerrector de Política Científica y Campus de la Universidad de Córdoba. Me despaché a gusto.
En la mesa redonda también intervinieron Ignacio Fernández Bayo (vicepresidente de la AECC), Esperanza García Molina (directora de la Agencia SINC), Alberto Redondo (investigador de la UCO y autor de la serie ‘Descubriendo el comportamiento animal’ y ‘Ver la ciencia’), Ana Ruiz Osuna (investigadora de la UCO y coordinadora del programa de divulgación ‘Arqueología somos todos’) y Daniel Mediavilla (redactor de Materia).
La mesa redonda pienso que no defraudó. En ella se abordó el artículo 38 de la Ley de la Ciencia desde muchos puntos de vista. Además, y al contrario de lo que suele pasar en otros eventos donde a las mesas redondas se les dedica muy poco tiempo, en Córdoba hubo espacio para el debate. Por si tienen interés en saber lo que ocurrió aquella tarde en el salón de actos del Rectorado de la UCO hoy les traigo al blog el video de la mesa redonda “¿Qué hacemos con el artículo 38 de la Ley de la Ciencia?”. Les recomiendo que si tienen un rato se lo dediquen a escuchar todos los comentarios que allí se vertieron y de paso me critiquen un poco… pero solo un poco.
Pero lo mejor estaba aun por llegar. Si ustedes han aguantado hasta el final del video habrán podido comprobar como el Vicerrector de Política Científica y Campus de la UCO se comprometió a que su Universidad presentaría ante la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) un documento reclamando 4 puntos esenciales para que el famoso artículo 38 no se quede en una declaración de intenciones.
Pues bien, Justo P. Castaño Fuentes ha cumplido su palabra y en este enlace pueden encontrar el documento que será presentado ante la CRUE en la próxima reunión. Como aperitivo les muestro los dos primeros puntos:
«El desarrollo y aplicación efectivos artículo 38 de la Ley de la Ciencia en materia de Comunicación y Divulgación Científica, que permita poner realmente en práctica el mandato que esta predica, requiere necesariamente de una serie de reglamentos normativos que la acompañen; pero, sobre todo, precisa que su puesta en marcha se refleje en los Presupuestos Generales del Estado. Sin recoger en partidas concretas y específicas los fondos destinados a estos fines, todo permanecerá como una mera declaración de intenciones».
«Una clave importante y necesaria para poder desarrollar adecuadamente el contenido del artículo 38 de la Ley de la Ciencia consiste en darle VALOR real a la divulgación. Para ello, será preciso reconocer, recompensar y/o remunerar las acciones de divulgación y comunicación científica. Los mecanismos que posibiliten este reconocimiento pueden ser transversales y afectar a distintos ámbitos, desde computación como actividad docente o reducciones de la misma hasta su incorporación a los méritos valorables en tramos de investigación y/o docencia, y/o en procedimientos de acreditación del profesorado».
Personalmente estoy encantado con la iniciativa… que creo que debería extenderse a la ANECA, ANEP, Agencias Regionales de Investigación y otras instituciones…y ahora viene la gran pregunta.
¿Servirá el documento presentado por la UCO ante la CRUE para que los objetivos planteados en la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en materia de divulgación científica se puedan alcanzar de forma tangible? No lo sé, ojalá, pero al menos es un primer paso.
El hecho de que existan universidades que se comprometan con la divulgación científica de forma seria, y no solo de cara a la galería, es digno de alabar. Ahora les toca a las instituciones que dirigen la ciencia en este país demostrar que los objetivos que se plasmaron en dicha Ley no son un brindis al sol sino que hay un firme propósito de alcanzarlos. Mientras tanto yo seguiré a lo mío: seguir divulgando ciencia en la medida de mis posibilidades. Es lo que hay.
* Si te ha gustado este post me puedes ayudar a difundirlo pinchando en este enlace. Gracias.
Jose
Nota: Me gustaría agradecer a la Asociación de Comunicación Científica, especialmente a Oscar Menéndez, y a la Universidad de Córdoba, en la figura de Elena Lázaro, el haberme invitado a participar en las jornadas y el trato recibido.
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En cuanto a cómo se debe articular la divulgación, digamos, profesional no tengo mucho que decir, los que os dedicáis a investigación en cualquier ámbito lo tendréis claro.
Yo puedo hablar como persona interesada en la ciencia sin formar parte de ella y que para informarme utilizo las redes sociales, por tanto, me aprovecho de lo que ahí está presente, fundamentalmente blogs como Scientia y otros muchos. Valoro mucho el esfuerzo de investigadores como tú que, además de vuestros quehaceres diarios, acercáis vuestro trabajo a la población en general, los que no tenemos conocimientos pero sí mucho interés. No hay museos dónde una pueda ir a ver la labor científica que se está desarrollando ¿cómo podríamos conocerla si no es por vuestro esfuerzo?.
Porque yo también escribo en blogs y sé el esfuerzo que supone, el gasto de tiempo, etc. Y lo hacéis a costa de vuestro entusiasmo, nada más..Está claro que eso hay que cambiarlo. Y entiendo que habrá grandes investigadores que no sepan divulgar para los legos, igual que no todos valen para ser profesores y viceversa. Pero al que haga el esfuerzo, se le debe recompensar.
La comunidad científica no debe estar en una esfera al margen del resto de la sociedad..cuanta más mezcla haya, más cultura científica tendrá la población con todos los beneficios para la sociedad que eso conlleva. El conocimiento debe fluir con soltura, para que se convierta en un bagaje de todos y que no tengan espacio los mensajes de (joer, siempre repito lo mismo aquí) los vendedores de pócimas mágicas o alarmistas como vimos en Salvados ayer.
Pero insisto, con la contraprestación que os merecéis los investigadores y divulgadores por el esfuerzo.
Cojones tendría que tú pasases a la historia por ser un friki..eso es quedarse en la forma y no fijarse en el contenido…y también es olvidarse de que la forma, aunque se salga de unos parámetros razonables para los puretas, es fundamental para llegar a la sociedad..
Un saludo y gracias por divulgar..;-)
Patricia.
Me quedo con estas palabras y las guardo. Muchisimas gracias.
Jose
Hola! Muy de acuerdo con tus reflexiones, luego a ver si puedo ver la conferencia. ¿Me permites una sugerencia interesada? ¿Te parecería bien participar con este post en el Carnaval de Humanidades: http://worlderlenmeyer.blogspot.com.es/2013/05/bienvenido-carnaval-de-humanidades.html. ¡Sería genial! 😉
Por mi encantado. Gracias 😉
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Muy orgulloso que la Universidad que me formó tome la iniciativa nacional de elevar la divulgación científica al lugar que le corresponde, enhorabuena a todos los que abris camino, sois ejemplo e inspiración para los que pensamos como vosotros pero tardamos un poco más en darnos cuenta, saludos
Muchas gracias 😉
Bueno, un aplauso muy pero que muy grande. Un análisis riguroso y profundo que aborda el problema sin pelos en la lengua, porque ya hace tiempo que a la ciencia y a su divulgación se le da jabón con palabras estupendas en esta y otras normativas, pero que se financie sola y que se las apañe sola, que no hay pasta. Y fenomenal también la iniciativa de la UCO, habrá que seguirle la pista de cerca a todo este asunto y confío en que me enteraré de la evolución a través de Scientia. Un saludo grande.
No es muy coherente que la UCO se quiera tomar en serio la ciencia y luego uno vea estas cosas:
http://naukas.com/2013/04/25/alerta-magufo-la-universidad-de-cordoba-no-se-toma-el-cancer-en-serio/
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Tienes razón en denunciar esas cosas, y tienes todo mi apoyo…yo lo hago en mi universidad. Pero no mezclemos unas cosas con otras.
Un saludo
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