“El secreto de permanecer siempre vigente es comenzar a cada momento”
Agatha Christie
Llevaba tiempo esperando que llegara el día de hoy, 23 de Abril, Sant Jordi y “Día del Libro”. El motivo la espera es que desde hace tiempo quería escribir un post muy particular para “La estantería de Scientia”, la sección donde aparecen las reseñas de algunos de los libros de divulgación científica que pasan por mis manos.
En realidad podía haber escrito esta entrada hace un mes, fecha en la que acabé mi lectura, pero decidí esperar a que llegara este día tan especial para hacer mi humilde homenaje a la persona que ha escrito los dos libros que hoy les traigo al blog.
Sí, he dicho “dos libros” y no “uno” porque en realidad les voy a recomendar que lean las dos obras de Sergio Luis Palacios: “La guerra de dos mundos” y “Einstein versus Predator”. Antes de empezar me gustaría confesarles una cosa. El autor de estos dos libros, uno de los mejores divulgadores de la ciencia en general y de la física en particular, es amigo de un servidor. Además, con Sergio comparto algo que pocos ustedes podrán decir: los dos hemos tenido el honor de haber perdido la final de los Premios Bitácoras… y eso une. ¿Ha influido nuestra amistad en esta reseña? Seguramente… o no.
La primera vez que vi a Sergio L. Palacios en acción fue a través de la retransmisión en streaming de la charla que impartió en Bilbao con motivo del evento Amazings 2011. Tras ver semejante espectáculo decidí que ese tipo debía estar en el evento “Los blogs como medio emergente de divulgación de la ciencia” que tuvo lugar en la Universidad de Murcia… donde habló, así como quien no quiere la cosa, de la relación entre la máxima institución docente y los cojones azules de los personajes de la película Avatar…. y no me echaron.
Tengo que reconocer que a un servidor, un químico que emplea los personajes de la Tierra Media para divulgar la más importante de todas las ciencias, la bioquímica, no le atraía nada la física divulgada con tristes superhéroes que no le llegan ni a los tobillos al Señor Oscuro de Mordor… pero ya que había invitado a mi universidad al autor de “La guerra de dos mundos” y “Einstein versus Predator” veía feo presentarme sin uno de sus libros así que compré el segundo de ellos (acababa de publicarlo) y se lo llevé para que me lo dedicara. La dedicatoria fue una mierda pero debo decir que ese libro me encantó.
Me habían comentado que “Einstein versus Predator” era un libro donde el autor se dedicaba a desenmascarar los innumerables errores relacionados con la física que se pueden apreciar en muchas películas de ciencia ficción en la historia del cine. Mentira, es mucho más. “Einstein versus Predator” es un libro de física del principio hasta el final. Esto no es un libro de “jijí jajá”. Esto es un tratado de física pura y dura… pero contado de forma apasionante, de manera sencilla pero con un rigor brutal y, sobre todo, empleando un lenguaje accesible para cualquier persona.
El éxito de esta obra no está solamente en los agujeros negros, en los viajes interespaciales, o en la antigravedad. Tampoco son responsables del mismo las armas de destrucción, la velocidad warp ni los superhéroes que aparecen en la obra y de los que más adelante hablaré. Su valor tampoco es el fruto de haber sabido aunar la ciencia ficción que aparece en películas, libros o comics con otras áreas de la ciencia tal y como se puede observar en los capítulos dedicados a la cocina espacial (al que contestaré con un post) o los vampiros… no.
El verdadero éxito de “Einstein versus Predator” está en la magistral forma que tiene Sergio L. Palacios de combinar todos esos conceptos con los ejemplos con los que los ilustra y con el tono gamberril que emplea en su obra… y es que este seguidor del F.C. Barcelona (si no fuese así no hubiese habido reseña) es un gamberro que escribe tal y como es Sergio en la vida real. ¿Eso es bueno o malo? Pues no tiene por qué ser ni una cosa ni la otra, pero le da un toque muy especial a sus escritos de forma que, aunque se empeñara en esconderse debajo de las piedras, un servidor reconocería sus textos hasta escritos en bable.
Como muestra de ese toque gamberril que lo hace único les dejo los títulos de algunos capítulos de “Einstein versus Predator” que son auténticas joyas de la ciencia: “La pistola es buena, el pene es malo”; “Agujeros negros sin pelo y tan calentitos que te ponen a mil”; “El que te la chupa ajos no come”. Sin comentarios.
Pero si la segunda de sus obras, “Einstein versus Predator”, la recomiendo encarecidamente, no se pueden perder la primera de ellas. La forma en que llegó a mi poder “La guerra de dos mundos”, se la contaré otro día. Solamente les voy a adelantar que a Sergio, ese bromista incansable, le di donde más le duele. Eso sí, jamás tendré una dedicatoria tan especial como la que escribió el autor para toda mi familia.
La guerra de dos mundos es el libro que recomendaría a dos tipos de personas: a las que les gusta la física y a las que no les gusta la física… o sea, a todo el mundo. Me van a permitir que me centre en el segundo grupo en el cual me incluyo. A mí no me gustaba la física. Durante toda mi vida me la han explicado de forma árida, aburrida, compleja… hasta llegué a odiarla. Elegí la carrera de químicas, cosa de la que no solo no me arrepiento sino que estoy encantado, pero si antes de empezar los estudios universitarios hubiese leído La guerra de dos mundos es posible que me hubiesen entrado dudas… claro que en la Universidad de Murcia no da clase este “tarao” (como él bien se define).
Su forma de explicar la antimateria, los viajes supralumínicos, el teletransporte, la invisibilidad y muchos otros conceptos me fascinó hasta el punto que los 37 capítulos en los que está dividido el libro se me hicieron cortos. Leyendo el subtítulo de la obra, “El cine de ciencia ficción contra las leyes de la física”, se podrán imaginar que el hilo conductor empleado por el autor es el mismo que usó en Einstein versus Predator, la ciencia ficción, aunque como él bien aclara en esta estupenda entrevista que le hizo Manuel Hermán la ciencia ficción no está en guerra con la ciencia… porque los directores de películas y los científicos tienen objetivos totalmente distintos.
Son muchos los calificativos que podía haber elegido para definir esta obra pero me quedo con uno: motivadora. Si eres aficionado a la ciencia te motivará para seguir enganchado a ella, si eres alumno hará de la física una de tus disciplinas favoritas y si eres profesor estoy seguro de que te replantearás la forma de explicar muchos conceptos.
Pero cualquier reseña de un libro que se precie también debe resaltar las cosas que no le hayan gustado de la obra… y en este caso el error es doble ya que se repite a lo largo de los dos libros publicados por la editorial Robin Cook. A Sergio L. Palacios le encantan los superhéroes y la Ciencia Ficción… a mí no. En su post “Ciencia Ficción, sí gracias” arremetió contra mi amor por la trilogía de “El Señor de los Anillos” acusándome de no tener ni la menor idea acerca de la distinción entre fantasía y ciencia ficción.
Querido Sergio, no tienes razón. Sé perfectamente la diferencia existente entre un personaje de leyenda como el gran Sauron y un pobre periodista, desgraciado, enamorado y disfrazado con una capa roja, al que acercarse a una piedrecita verde le debilita. Yo me quedo con el primero… tú eres más del hombre con una “S” tatuada en el pecho. Te pega más.
Una vez contado lo que me han parecido La guerra de dos mundos y Einstein versus Predator les toca a ustedes decirme su opinión…porque en el “Día del Libro” no hay mejor regalo que hacerse a uno mismo que estos dos obras. Eso sí, permítanme que les de un consejo, no sigan el orden que yo escogí para leer las dos obras de Sergio L. Palacios. Aunque la estructura es muy similar debí leer primero La guerra de dos mundos y luego Einstein versus Predator porque se ve una clara evolución en el autor a la hora de abordar los temas. No quiero decir que una sea mejor que la otra, ni mucho menos, sino que Sergio trata los temas de forma distinta… pasen y vean.
En un principio decidí acabar este post aquí, sería lo suyo… pero no, por razones que no vienen al caso me gustaría contarles algo más. Sergio L. Palacios no es solo un escritor de libros, es un divulgador de la Ciencia con mayúsculas, un espectacular docente y también un gran científico. Da clases con un estilo muy particular que ha hecho que su asignatura Física en la Ciencia Ficción sea un ejemplo a seguir en muchas universidades españolas, ha publicado artículos científicos en reconocidas revistas de física de todo el mundo, imparte conferencias por todo el país, colabora con las más importantes revistas divulgativas… y hasta hace poco tenía una de las bitácoras de Ciencia más conocidas de la blogosfera en castellano, “Física en la Ciencia Ficción”, que cerró sus puertas definitivamente hace unos meses. Personalmente fue una decisión que, a pesar de esperarla, entenderla, respetarla e incluso apoyarla, me dolió enormemente.
A los seguidores de su blog el único consuelo que nos queda es que Sergio, al que en su Universidad «supongo» que ya le habrán puesto un monumento por llevar el nombre de esa institución por toda España, decida embarcarse en la aventura de escribir su tercer libro. Este tipo lleva la divulgación en la sangre y, tarde o temprano, por mucho que ahora sea lo último que tenga en mente, sé que lo hará… porque ese es su destino.
Ahora sí, concluyo. En Septiembre de 2012, tuve el placer de asistir a la charla titulada “Cómo construir una máquina del tiempo si dispones de un trillón de euros” impartida por Sergio con motivo del evento Naukas Bilbao 2012. Aunque no tenía ni idea de lo que iba a contarnos en esa charla, sabía de primera mano que no iba a ser una conferencia más. Durante ese verano hablé muchas veces con él y sabía que algo especial ocurriría esa tarde del mes de Septiembre. Tras escuchar la charla, que les puedo asegurar que es la que más me ha impactado de las muchísimas que he escuchado, Sergio se sentó a mi lado y no le hice ningún comentario. Minutos más tarde escribí este tweet:
“Un genio es aquel al que se le ocurren cosas que no se les pasan por la cabeza a nadie, se atreve a ponerlas en práctica y, además, les salen cojonudas. Yo conozco uno, se llama Sergio L. Palacios”.
Jose
Buenos días,
Hace ya unos meses que sigo este blog al que llegue de la mano del que escribía Sergio L. Palacios, si, ese blog que cerró sus puertas y que a mí me encantaba.
Yo hice químicas y también he odiado siempre la física pero creo que siempre ha sido por no encontrar el divulgador que me abriera los ojos a ese universo que si que he encontrado en Sergio.
Tengo los dos libros y ahora, con estas maravillosas reseñas, tendré que adelantarlos en mi lectura para que alguien consiga que igual que me enamore de la química, hace muchos años, también me ocurra con la física.
Un saludo
PD: y como dice el autor de este post, efectivamente los escritos de Sergio L. Palacios son reconocibles, muy reconocibles cuando ya le llevas siguiendo un tiempo.
Pues lee un poco más abajo y te llevarás una sorpresa agradable.
Un saludo
Jose
No conocía ninguno de los dos libros ( aún tengo pendiente el que comentaste hace tiempo; la cuchara menguante ). Me los apuntaré a mi lista personal.
Yo que pensaba que ibas a publicar referente a las XVII Jornadas de Nutrición Práctica que se realizó en Madrid… Hubo bastantes conferencias y stands con productos novedosos e interesantes. (De hecho coincidí con algún otro usuario que frecuenta este blog!).
Un saludo y gracias por la recomendación!
Ya me contarás. Respecto a las jornadas tenías que haberme avisado 😦
Un saludo
Hola,
Me he leído los dos libros y los he regalado porque son un acierto seguro. Son absolutamente fantásticos y, de hecho, debo confesar que les quería hacer una reseña más adelante ;P
Pero no me podía salir mejor que esta. Haceros un favor y compraos los libros.
Un saludo y felicidades por la entrada!!
Gracias Laura 😉
Querido Jose:
En primer lugar, tengo que agradecerte enormemente el que hayas tenido a bien escribir este post para recomendar mis libros. Pero como tú muy bien dices, este post no es solamente «jijí jajá», es un post donde se ve que el autor de este blog no es solamente un enorme divulgador, sino un amigo descomunal, una persona de arriba abajo y un tipo que merece muchísimo la pena.
Sé que soy un gamberro, un bromista pertinaz, un tarao mental y un sobrao lenguaraz, todas ellas actitudes que me pierden, pero también sé muy bien que no puedo cambiarlas porque ni el cerebro ni el corazón me dan para ello. Lo que sí te digo es que lo que hago, lo hago con una pasión infinita. No sabría de otra forma…
Siento mucho haberte escrito una dedicatoria de mierda en mi segundo libro y espero sinceramente que la que te escribí a ti y a tus dos mujeres en el primero haya compensado con creces mi torpeza. En mi descargo diré que siempre me ha resultado muy difícil escribir dedicatorias decentes cuando no conozco mínimamente a las personas que me las solicitan y seguramente es algo con lo que moriré (pronto, espero).
En lo que respecta a mi hipotético tercer libro, lo sabes muy bien, lo habrá. De hecho, tengo comenzado hace tiempo el tercero y también el cuarto. Solamente necesito fuerzas, ánimos y una vida un poco más sosegada que la que llevo. No sé si lo lograré algún día.
Finalmente, por si algunos de tus lectores era también lector de mi difunto blog Física en la Ciencia Ficción Plus, quiero decirles que si verdaderamente echan de menos aquellas majaderías escritas con amor desenfrenado tanto por la ciencia como por la docencia, si realmente están convencidos y quieren ayudarme, insuflándome algo de ese ánimo que tanto necesito y sin el que no puedo, por mas que lo intento, hacer lo que más me gusta, que es divulgar, aquí mismo les digo que pueden encontrarme (mucho más humilde que antes) en esta nueva aventura: El Tercer Precog (http://eltercerprecog.blogspot.com.es) y en Twitter en @Pr3cog. Creo que tu post, Jose, es la mejor vía y oportunidad para volver a nacer porque, en efecto, y tienes toda la razón del mundo, éste es… mi destino.
Abrazos.
P.D. La cuestión de tu peristente insistencia en no saber distinguir entre fantasía y ciencia ficción ya la abordaremos otro día, delante de unos gintonis. ¿Te parece?
Hola Sergio,
He dejado pasar el tiempo para responder a este comentario con perspectiva. El post tenía un doble objetivo. Por una parte recomendar a mis pocos lectores tus dos maravillas de libros y, por otra, la más importante, intentar insuflarte ánimos para que dieras el paso de sacar del armario a El Tercer Precog (http://eltercerprecog.blogspot.com.es/ (tu nueva criatura)… y lo he conseguido.
Quiero darte las gracias por haber usado este post y mi humilde blog para volver a nacer..sí, es tu destino… o al menos uno de ellos.
Por otra parte no te disculpes por la dedicatoria…porque no solo no fue una mierda, sino que visto lo que hiciste en tu charla de Bilbao 2012 fue premonitoria y fabulosa. Eso sí, me apetecía decir que era una mierda…
Sobre la PD cuando quieras nos tomamos esos Gin-Tonics…pero no hay nada que discutir. Sauron es mejor que Superman el débil.
Cuidate amigo..te quiero.
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Yo seguía el blog del Sr. Palacios. Y tengo los dos libros. Y me sentó un poco como un jarro de agua fría que cerrase el blog. Pero comprendo los motivos. Que sepa este hombre que a algunos nos ha dejado un poco «desamparaos». SNIF.
Pues si lees arriba verás que vuelves a estar «amparado»…
Yo siempre he odiado la física. Es una disciplina que nunca he entendido. Mis exámenes de bachiller, cuando aún había ciencias entre mis asignaturas, só lo tenían un 1, que era la nota que el profesor tenía a bien poner a los que éramos capaces de poner bien nuestro nombre. Creo que tendré que leerlos!
Debes… y me cuentas 😉
La física bien divulgada y haciéndola comprensible a todos es apasionante, pero en el colegio no saben hacer apasionante nada… Yo creo que es la disciplina que tiene en sus manos las respuestas a las grandes preguntas que siempre se ha hecho el hombre. Y ese componente ciencia ficción, ese halo de misterio, siempre ayuda a darle magia.. Yo el otro día vi este libro, no lo he leído, pero parece interesante:
http://www.casadellibro.com/libro-desayuno-con-particulas/9788401348136/2082330
Yo lo acabo de recibir…ya hablaré de él.
Gracias pro comentar
Hola, quería comentar que soy de Chile y desde aquí seguí por mucho tiempo el blog de Palacios hasta hoy que quise volver a entrar y me entero que está cerrado, lo que es una pena, quedaron en mi cabeza entradas geniales como la termodinámica del infierno, la historia de los cinco relojes para medir la distancia marítima, etc. Tengo los dos libros pero aun no leo Einstein vs Predator, ya lo haré, bueno les cuento que estudio ingeniería industrial (este año me titulo yeyeye) pero me gusta mucho la ciencia, toda ella (aunque biología para mí es un dolor de cabeza) y con este Palacios aprendí y me reí mucho, el lunes le enseñaba a un chico sobre el sonido y cuando le dije que las peleas galácticas en realidad no se escuchaban me quedó mirando incrédulo jaja, por eso ahora quería llevarle alguna entrada y excitar su curiosidad.
En mi país la divulgación científica existe y está ahí pero debes saber donde buscar, acá se hace ciencia excelente pero no hay una inversión seria ni una institución autónoma que le de dirección, y en estos momentos de elecciones presidenciales (primarias a fin de junio) no se ha dicho mucho respecto al tema. Pienso que la labor de los profes es fundamental para abrirnos la mente, encantarnos y comprender la importancia de invertir, hacer y difundir la ciencia, porque junto a la educación determinan el desarrollo de mi país, porque mejoran nuestra calidad de vida, porque desarrollan un pensamiento crítico ante tanta estupidez que anda dando vuelta. Y física en la ciencia ficción era un blog que hacía lo suyo estupendamente, lo recomendé mucho, entendía mis ramos de termodinámica, materiales, resistencia leyendo cosas como esta, compartía las entradas en mi face, presté los libros y a más de alguno le gustó tanto como para hacer lo mismo, ¿no era ese el objetivo? lo mío es la tecnología industrial sustentable pero tras ello, en realidad delante de ello, siempre ha estado el interés por la ciencia, especialmente la física.
Ojalá hubiera tenido un profe como Palacios, me gustaría más adelante ser docente y tener ese efecto.
Saludos desde Concepción, Chile.
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