El binomio docencia/investigación en la universidad española

Vaya por delante que este artículo, como todos los que forman parte de la serie “La maratón universitaria”,  refleja solamente mi opinión y está influenciado tanto por mi experiencia personal basada en casi 15 años de docencia universitaria como por mi posición actual. Por eso, y para que este post esté completo, estaré encantado de recibir comentarios que reflejen su punto de vista respecto a la situación que voy a tratar de abordar.

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Hace unas semanas supe que un alumno abandonaba la carrera. Su expediente era bueno y su participación en clase digna de elogio. Me extrañó su abandono y al preguntarle al respecto su contestación fue, más o menos, la siguiente: “la carrera no es lo que me esperaba. Creo que cuando la termine no me gustará el tipo de trabajo al que me podría dedicar y no me realizaré como profesional. He decidido dar un giro a mis estudios”.

Intenté disuadirle pero rápidamente entendí que lo tenía muy claro. El chaval no solo estaba siendo coherente con su forma de ver la vida sino que demostraba mucha valentía al tomar esa decisión cuando prácticamente había llegado al ecuador de su carrera.

Sin embargo, tengo que reconocerles que durante los días siguientes varias preguntas me venían constantemente a la cabeza. ¿Había hecho todo lo que estaba en mis manos para que ese alumno no se sintiera decepcionado con la carrera? ¿Nos amparamos los docentes en la excusa de la surrealista y absurda adaptación que ha hecho nuestro país del Plan de Bolonia para no hacer todo lo posible por mejorar nuestra docencia?

INIGO-BOLONIA

Como les he dicho al principio del post, este texto está mediatizado por mi situación personal. Soy profesor titular de una universidad española y el siguiente paso en mi escalafón laboral es conseguir la plaza de catedrático de universidad. Para ello, y según los baremos establecidos, se evaluarán principalmente mi curriculum investigador y docente. Analicemos la importancia de ambos para acceder al cuerpo de catedráticos… y a lo mejor ahí encontramos la respuesta a las preguntas anteriormente planteadas.

Todo el Personal Docente e Investigador (P.D.I.) de una universidad sabe perfectamente  que el balance entre el peso de la docencia y la investigación en nuestro curriculum está totalmente decantado hacia el lado de la investigación.

En la parte investigadora reside la clave para que el ministerio te proporcione los sexenios necesarios para ir promocionando. Por otra parte, el baremo de la investigación es bastante sencillo. Solamente hay que evaluar en los respectivos “rankings” el número y calidad de artículos científicos publicados en revistas indexadas, la asistencia a congresos científicos (de la que otro día hablaremos), la participación en proyectos/contratos de investigación… pero solamente si tu producción investigadora ha sido buena se te concederá el correspondiente sexenio.

logo-ANECASin embargo, en el campo de la docencia el panorama cambia radicalmente. Por una parte, el número de horas de docencia que impartimos los profesores de mi departamento nos viene impuesto y es prácticamente igual para todos. Hay veces en las que la realización de determinados cursos relacionados con la innovación docente, el dirigir trabajos fin de grado/máster o el formar parte de tribunales de evaluación reduce el número créditos que estás obligado a impartir (curiosa recompensa)… pero, siendo realistas, la diferencia entre las horas que impartimos los profesores del área es mínima.

Conclusión: la cantidad créditos docentes no es un mérito que diferencie a un P.D.I. de otro…hasta el punto que los quinquenios docentes se conceden automáticamente (a diferencia de lo que ocurre con los sexenios investigadores que hay que currárselos mucho).

Bien, la cantidad de horas docentes no es un criterio diferenciados pero…¿y la calidad de las mismas? Pues tampoco… más que nada porque no existe un método objetivo para valorarlos. Las encuestas de los alumnos, las tasas de éxito de las asignaturas u otros parámetros de calidad son algunos de los métodos que, sin éxito, se intentan aplicar.

Aunque es injusto generalizar, y hay estudios que aseguran que no siempre ocurre, lo más normal es que las valoraciones de la actividad docente llevadas a cabo por los alumnos estén muy influidas por determinados factores ajenos a la calidad docente. Además, últimamente están apareciendo unas tasas de valoración de éxito docente en las que influye enormemente el número de alumnos aprobados en una asignatura, lo que me parece un esperpento. ¿De verdad creen que el éxito de una asignatura es directamente proporcional al número de aprobados o suspensos?

valladolid-apruebaSinceramente, creo que habría que hacer grandes esfuerzos para encontrar un sistema eficaz de enjuiciar la labor docente de un profesor… y luego habría que tener la valentía de ponerlo en funcionamiento entre la comunidad universitaria.

Este desequilibrio entre el peso de la investigación y la docencia provoca que la gran mayoría de los profesores, que aspiran legítimamente a subir peldaños en el escalafón universitario, centren todos sus esfuerzos en aumentar su curriculum investigador dejando de un lado mejorar su docencia… cosa que, desde el punto de vista curricular basado en el actual sistema, es lógico. Es la única manera de promocionar.

¿Creen ustedes que si no les va a servir prácticamente para nada en su posición profesional el P.D.I va dedicar una gran parte de su tiempo en preparar nuevos apuntes, adaptar sus clases a las nuevas metodologías docentes o ensayar en el aula nuevos sistemas de enseñanza?

Sí, ya sé lo que están pensando. Al margen del reconocimiento curricular hay cosas que deberían hacerse por profesionalidad y ética profesional. Sí, eso está muy bien, pero la pregunta es la siguiente. Si tu objetivo es promocionar y prácticamente al 100% solamente se valora la investigación… ¿A qué dedicas tu tiempo? No nos engañemos y seamos realistas: a la investigación… y con más razón si el hecho de no conseguir sexenios de investigación se te «penaliza» con más horas docentes que impartir.

83fa179a67f9b030568fb7b0efdd8b5c_XLPero aunque en mi entorno no es lo más habitual, conozco profesionales universitarios que SÍ están dispuestos a sacrificar parte de sus tareas investigadoras por mejorar su calidad docente aunque no obtengan pingües beneficios materiales… y a esos profesores no solo no se les pueden poner continuas trabas para llevar a cabo su labor docente, sino que habría que premiarlos.

Existen profesores que luchan  por no encorsetarse en programas docentes anquilosados o en metodologías de enseñanza arcaicas. Son profesores que buscan continuamente despertar el interés y la curiosidad del alumno. Son personas que asisten voluntariamente (y no solo para sumar puntos) a cursos para mejorar su calidad docente. Son compañeros que proponen asignaturas distintas de las que se llevan impartiendo desde los tiempos de «mari castaña». Cada carrera, cada curso, cada asignatura, cada aula, requiere un tipo de enseñanza específica… y el buen docente saber adaptarse a su público. No, no hablo de bajar el nivel académico. Ellos saben perfectamente los conocimientos mínimos que se les piden a los alumnos para aprobar la asignatura y los exigen como el que más… pero no de la misma forma que los demás. ¿Significa eso convertir la clase en un circo? Para nada. Pregúntenles a sus alumnos y sabrán de qué hablo.

La situación expuesta requiere, desde mi punto de vista, una renovación profunda del sistema. Hace unos días leí un artículo en el New York Times en el que se proponían alternativas. Una de ellas consistía en crear varias figuras dentro de una misma universidad. Por un lado tendríamos al profesional que se dedicaría en exclusividad a sus tareas de investigador sin dar clase. Otra figura sería la del docente que abandonaría la labor investigadora dedicándose a la transmisión de conocimientos. Por último tendríamos a aquellos profesionales que son capaces de ser brillantes tanto en la investigación como en la docencia.

universidad[1]¿Mi opinión? En el caso de que se encuentren unos sistemas de valoración justos y equitativos no me parece mal dicha alternativa… pero siempre y cuando las tres figuras (docente, investigador, docente + investigador) se den dentro de una misma universidad. No estoy hablando de copiar otros modelos universitarios donde existen centros dedicados a la docencia y otros dedicados exclusivamente a la investigación.

Estoy de acuerdo con la opinión de @Joaquin_Sevilla en su imprescindible blog Joaquin Sevilla Moróder: “La doble dedicación a la docencia y la investigación está en la esencia misma de la universidad moderna. La misión central de la institución universitaria, y por ende de sus claustros, consiste en crear y transmitir conocimiento”. Sin embargo, la pregunta que dejo en el aire es: ¿Debe estar esa doble dedicación en todos los componentes de la universidad o pueden existir especialistas en docencia y especialistas en investigación dentro del mismo centro?

No estoy de acuerdo con aquellos que creen que es imprescindible ser un buen investigador para ser un buen docente. Conozco muchos ejemplos que contradicen esa teoría. Además, salvo en asignaturas de Máster o Doctorado, es muy difícil que en los grados un profesor se limite a dar clase de aquello en lo que investiga. Sí que es cierto que la aplicación del método científico en el día a día de un investigador es un instrumento que puede ser utilizada con éxito a la hora de enseñar… pero no es un requisito imprescindible para impartir una buena docencia.

profesor_tic_2Personalmente me costaría mucho decidirme por un grupo u otro… aunque no creo ser brillante ni en investigación ni en docencia. Me apasiona el laboratorio pero no concibo mi vida universitaria sin el contacto con mis alumnos. Disfruto como un enano entre probetas pero es el aula en donde mejor me lo paso… por ello me rebelo ante el actual sistema de evaluación de la calidad universitaria que decanta la balanza de forma desproporcionada hacia la investigación perjudicando los objetivos docentes.

«O cambiamos el sistema valorando la docencia como se merece para que el profesional universitario equilibre sus esfuerzos o creamos nuevas figuras dentro del panorama universitario.»

Pero no todo el peso del éxito de la docencia impartida en clase debe recaer sobre el profesor. La actitud del alumno es fundamental. A lo largo de estos 15 años, y como es fácil imaginar, me he encontrado todo tipo de alumnos. Trabajadores, vagos, participativos, pasivos, curiosos, inteligentes… Sería absurdo extraer conclusiones centrando mi atención en una sola clase, asignatura, titulación o periodo de tiempo, por lo que daré mi opinión acerca de cómo ha ido evolucionado, desde mi perspectiva, ese comportamiento durante estos años de docencia universitaria.

Realmente es difícil evaluar si el nivel académico con el que los alumnos entran ahora en la universidad es mayor o menor que hace unos años. Las asignaturas que enseño son demasiado especializadas y sacar conclusiones sobre el nivel con el que llegan del bachillerato sería aventurado por mi parte. En otras asignaturas más generalistas creo que esa labor es más fácil…aunque pienso que es un tremendo error intentar comparar épocas distintas, ni en contenidos ni en herramientas metodológicas.  Es más, a pesar de que continuamente escucho lo contrario, pienso que en mucho aspectos los alumnos de hoy en día están mucho más preparados que los de hace años.

Sí puedo dar mi opinión acerca de cómo ha ido cambiando su actitud en el aula a lo largo de estos años y, tristemente, he de reconocer que cada vez encuentro más desidia y pasotismo.

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No soy de los que piensa, más bien al contrario, que cualquier tiempo pasado fue mejor. Sin embargo, últimamente me acuerdo demasiado de mis años de estudiante cuando pasaba 10 horas diarias en la vetusta Facultad de Químicas de la Universidad de Murcia. Cuando no estábamos dando clases teóricas en el aula, estábamos recibiendo clases prácticas en los laboratorios o si no en la biblioteca estudiando…sin olvidarnos de aquellas maratonianas partidas de dominó en la cantina o los campeonatos de billar. Eso sí, todos teníamos clara una cosa. La facultad era nuestra segunda casa.

Ahora el espíritu es otro. Como profesor/coordinador de un curso de una carrera de reciente implantación todos los años hay conflicto a la hora de preparar los horarios de clase. Los alumnos piden pasar el menor tiempo posible en la facultad… e incluso hay profesores que, con tal de evitar cualquier tipo de “problema”, prefieren no discutir y quedar bien ante el alumnado concediéndoles siempre lo que piden antes que hacer unos horarios coherentes. La facultad ya no es la casa de nadie. Es un sitio de paso.

Tampoco estoy de acuerdo con aquellos alumnos que se quejan de que el profesor “no les motiva”. Pienso que un alumno que ha escogido una carrera universitaria está obligado a ir motivado a clase… pero sí que pienso que la motivación del profesor es fundamental para conectar con los alumnos y contagiarles un mayor interés por su asignatura… y eso se traducirá, sin duda, en mejores resultados académicos.

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Del comportamiento de los alumnos hay algo que me preocupa más. Hace unos meses hice la siguiente pregunta en un aula de 50 chicos donde imparto una asignatura de ciencias experimentales: ¿alguno de ustedes sabe a qué investigadores y por qué razón les han dado el Premio Nobel de Química o de Medicina este año? Nadie supo contestar, pero lo peor fue la extrañeza que reflejaron sus caras. ¿Por qué debían saberlo? ¿Para qué les podía servir? ¿Formaba parte del temario de la asignatura?

Tristemente cada vez encuentro más alumnos para los que todo aquello que no “entre para el examen” no merece la pena. Sin embargo, cada vez que digo en clase “esta pregunta la hice el año pasado en la prueba final” todos parecen despertar.

Queridos alumnos, a pesar de que en estos tiempos la nota del expediente académico es fundamental para conseguir el cada vez más difícil sueño de una beca, no podéis vivir ajenos a todo lo que rodea vuestro futuro profesional. A un futuro químico, biólogo, bioquímico o biotecnólogo no le puede dar igual lo que esté ocurriendo más allá de las 4 paredes del aula y que concierne a las materias científicas en las que se supone que va a basar su profesión. Debéis llevar escrito a fuego que tenéis que ser los mejores en vuestra disciplina y para ello no vale solo estudiar unos apuntes. Es vuestra obligación vivir “por y para” la disciplina científica que habéis elegido… y lo que ocurre fuera del aula es, casi siempre, mucho más importante que lo que pasa dentro de ella.

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Concluyo. Estimados lectores, como se podrán imaginar son muchas las cosas que se quedan en el tintero al abordar temas tan delicados como este y que influyen en el buen funcionamiento del binomio investigación/docencia universitaria. Los sistemas de acceso a la universidad, el incremento de las labores burocráticas, la endogamia universitaria, la gestión… no puedo hablar de todo en una solo post. Sin embargo, y restringiéndome a lo comentado en esta entrada, mi conclusión es clara.

Pienso que un profesional universitario, ya sea mejor o peor comunicador, está obligado a hacer todo lo que esté en sus manos para transmitir los conocimientos adecuados a sus alumnos de la  mejor manera posible. Sin embargo, y aunque estoy seguro que todos tenemos capacidad para hacer ese esfuerzo, mi opinión es que no todos los profesores ponemos toda la carne en el asador para mejorar nuestra calidad docente… y la excusa de que “Bolonia es un desastre” no me vale para no intentar hacer bien las cosas. ¿Tiene el docente toda la culpa? No, el sistema actual de evaluación de la calidad del profesorado también tiene una gran parte de responsabilidad… pero no olvidemos que los alumnos, los principales protagonistas de este viaje, tienen mucho que decir en que llegue a buen puerto.

Cambiemos todos nuestra actitud o, mejor, cambiemos las reglas del juego. ¿Por qué no?

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Jose

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63 respuestas a El binomio docencia/investigación en la universidad española

  1. Pingback: El binomio docencia/investigación en la universidad española

  2. J-Light dijo:

    Saludos y felicidades por el post. Particularmente soy muy crítico con la docencia que me dieron en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Telecomunicaciones. Año tras año había profesores que todos poníamos a caer de un burro en esas encuestas que nos hacían hacer…y no pasaba nada. Denunciábamos actuaciones abusivas en horarios y prácticas…y no pasaba nada. La materia efectivamente estaba desfasada y no pasaba nada. Los exámenes eran poco menos que arbitrarios y no pasaba nada. Nunca pasó nada, salvo que el fracaso era alto y los alumnos estábamos años en la carrera y ellos cobrando tranquilamente, porque no les pasaba nada. Al final, creo que les importaba todo bien poco. Se contagiaban de esa especie de modorra insana que aparece cuando sabes que tienes poder sobre otras personas y que ellos no tienen capacidad de acción sobre ti, caían en las rutinas de los malos matrimonios. Definitivamente, la docencia no importa porque no tiene consecuencias (aunque obviamente si las tiene, pero no entiendo cómo no se daban cuenta) Investigar bien tiene algún tipo de consecuencia y parece que eso hace mover la maquinaria. Pero de resto…creo que la Universidad pública española ha sido asesinada desde dentro por dejadez.

    Que conste que tuve la suerte de conocer otro sistema educativo universitario. Sin ser perfecto, notabas que los profesores tenían ganas de que aprendieras. Claro que si no lo hacían, al año siguiente podrían haber menos matriculados y la Universidad prescindir de sus servicios. El mango de la sartén estaba en el lado de los estudiantes y créanme que todos estaban más felices. Los profesores que valían en su sitio y los alumnos aprendiendo.

  3. anavinals dijo:

    Enhorabuena por el post! Mi nombre es Ana Viñals, soy publicista de formación pero mi vocación es la docencia. Me apasiona estar con jóvenes y trasmitirles mi entusiasmo por aprender, por experimentar y por la necesidad de vivir la universidad y aprovechar las ventajas que tiene para enriquecerse a nivel personal. Actualmente soy doctoranda en el Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto (Bilbao). Gracias a una beca predoctoral estoy realizando mi tesis doctoral sobre el ocio en red de los jóvenes, y el uso que hacen de Internet coincide plenamente con la actitud de los jóvenes que muestras en el post.

    En mi opinión esto se de debe a una falta de VALORES previos. Unos valores que no son los que imperan en la sociedad (ni en la universidad). En el caso del ocio en red (área que investigo) el problema esta claro: los jóvenes son nativos digitales, pero ello no significa que sean competentes digitalmente hablando. Y no competentes en el sentido de saber utilizar las herramientas tecnológicas, sino en las adopción de una ACTITUD PROACTIVA digital. Un actitud que lamentablemente no encaja con el ejemplo que se da desde la universidad (ni desde la sociedad). Donde lo que se impulsa es una actitud pasiva. Alumno que escucha a docente, docente en la tarima y alumnos a otro nivel, metodologías de aprendizaje anticuadas, entornos de aprendizaje que no impulsan la participación (sillas atornilladas en el suelo, en fila). Memorizar contenidos, hacer trabajos que no les interesan, notas como referentes de aprobación!

    No sé… pero si los docentes universitarios siguen el rebaño, esto no va a cambiar!! Me gustaría dar clase en la universidad, pero me gustaría romper con los modelos actuales. Coger un grupo y decirles: «chavales despertar. el mundo os está esperando!»

    (Me he ido del tema jeje)

  4. Maripuchi dijo:

    Creo que lo que apuntas de los alumnos no es de ahora… No te das cuenta de la importancia de los detalles y de lo que pasa fuera de clase hasta que eres más mayor… Anda que no habré pensado yo veces (de mayor)… jur, si entonces hubiera sabido lo que sé hoy, qué distinto hubiera hecho las cosas….

    Dicho lo cual, que la adaptación de Bolonia es dolorosa y que el sistema de evaluación del profesorado deja que desear está claro… pero el alumnado no es otra cosa que un reflejo de la sociedad en la que vive (como el profesorado, por cierto)… Ni más ni menos.

  5. anavinals dijo:

    Reblogueó esto en Comunica, educa y disfrutay comentado:
    No puedo estar más de acuerdo con este post. Lamentablemente, tengo una opinión bastante negativa de mi paso por la universidad. No sólo en cuanto a la calidad de los contenidos, sino también a la actitud de los docentes. De hecho, ahora mismo no me pasaría cuatro años metida en una aula, escuchando a una persona. Es cierto que me lo pasé muy bien, que conocí a compañeros extraordinarios y que todo ello me ha valido como experiencia. Pero, a día de hoy, no la repetiría!

    Soy publicista de formación pero mi vocación es la docencia. Me apasiona estar con jóvenes y trasmitirles mi entusiasmo por aprender, por experimentar y por la necesidad de vivir la universidad y aprovechar las ventajas que tiene para enriquecerse a nivel personal. Sin embargo, la realidad y el contexto no favorece que estoy sea así.

    Actualmente soy doctoranda en el Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto (Bilbao). Gracias a una beca predoctoral estoy realizando mi tesis doctoral sobre el ocio en red de los jóvenes, y estoy analizando las características del ocio digital en red desde su propio perspectiva. El uso que hacen de Internet coincide plenamente con la actitud de los jóvenes que se muestra en este post.

    En mi opinión esto se de debe a una falta de VALORES de base que se han perdido. Unos valores que no son los que imperan en la sociedad (ni en la universidad). En el caso del ocio en red (área que investigo) el problema esta claro: los jóvenes son nativos digitales, pero ello no significa que sean competentes digitalmente hablando. Y no competentes en el sentido de saber utilizar las herramientas tecnológicas, sino en las adopción de una ACTITUD PROACTIVA digital. Un actitud que lamentablemente no encaja con el ejemplo que se da desde la universidad (ni desde la sociedad). Donde lo que se impulsa es una actitud pasiva: alumno que escucha a docente, docente en la tarima y alumnado a otro nivel, metodologías de aprendizaje anticuadas, entornos de aprendizaje que no impulsan la participación (sillas atornilladas en el suelo, en fila).Memorizar contenidos que vomitar en un examen, trabajos absurdos que no les interesan, notas como referentes de ¿aprendizaje? ¿desarrollo? jajajaj

    No sé… este post me ha suscitado muchos pensamientos. Pero lo que tengo clara es que si los docentes universitarios siguen el rebaño, esta situación no va a cambiar!! Me gustaría dar clase en la universidad, pero me gustaría romper con los modelos actuales. Coger un grupo y decirles: “chavales despertar. el mundo os está esperando!”

  6. charlsblond dijo:

    Como alumno, éste es un tema que siempre me ha enojado sobremanera. Estoy de acuerdo con que las encuestas a alumnos no son un buen método para reflejar la calidad de una clase, pero si hubiera una figura universitaria que hablara con alumnos al azar en una sala privada, tranquilamente, sobre algunos profesores, otro gallo cantaría. He visto de todo durante mis 5 años de carrera: profesores que disfrutan su asignatura y la imparten con cariño, profesores que se creen dictadores nada más entrar al aula y que desconocen el significado de la palabra diálogo, profesores con dificultad para enseñar o trasmitir conocimiento pero que lo intentan y profesores que no solo enseñan mal, sino que les da absolutamente igual. Mi opinión es férrea: fui a la Universidad a aprender de mano de profesionales, no a que personas que no conozco ni me quieren conocer me suelten un rollo solo porque tienen prisas de volver a su despacho a subir en el escalafón social. No soy buen alumno pero sí sincero, y hay asignaturas que he suspendido una y otra vez pero que sin embargo he disfrutado como un niño en clase, solo por el hecho de que el profesor llegaba al aula con ilusión, con intenciones de NO SOLO ENSEÑAR a los alumnos, también aprender de ellos. No sé cómo podría solucionarse esto, pero la frase que escuché la semana pasada en boca de un profesor: “Yo no estoy aquí para resolver dudas, eso ustedes deben buscarlo en las 8 horas de estudio diarias que Bolonia les exige en sus casas”, me dice que indudablemente, hay un problema en las universidades españolas, y es bien gordo.

    • Andelen dijo:

      Yo también estuve en esa clase y ese comentario es totalmente cierto, realmente un docente dijo que no estaba para resolver dudas. A veces pienso que cada uno coge de Bolonia lo que le interesa, me resulta inconcebible que algunos decentes se nieguen a resolver una duda en clase o te la resuelvan a regañadientes.

      Lo que tampoco me parece una solución, y que por desgracia se da mucho, es que si un profesor explica un tema de mala manera, los alumnos decidan dejar de asistir a dicha clase, pues acabas perdiendo información que tal vez desde tu ordenador o alguna biblioteca no podrás encontrar. Estoy convenciendo de que los docentes se dan cuenta de que quedan muchas mesas libres, en algunos casos incluso con la mochila sobre ella, pero nadie sentado, y aunque la asistencia no sea obligatoria, decidir abandonar todas las clases de una asignatura me parece un error, igual que asistir solo para mirar facebook en la pantalla de algún dispositivo. En clase, con mas gana o con menos hay que asistir, y si la clase es difícil, en lugar de arrojar la toalla tras 3 sesiones, habrá que esforzarse más para sacar todo lo que se pueda de ella, que para algo las pagamos.

    • Sí, lo hay Carlos.
      Mil gracias, de corazón, por tu excelente comentario.
      Un abrazo

  7. margotsegura dijo:

    Madre mia, podría estar hablando horas! Y es que este tema siempre me ha sacado de mis casillas…pero situémonos en contexto. Soy doctora en químicas y durante 5 años más desarrollé mi incipiente carrera científica en la UAM y digo incipiente porque después de ver cómo funcionaba el sistema desde dentro, a la primera oportunidad que tuve dejé la investigación para dedicarme a la gestión. Vaya por delante que adoraba estar en el laboratorio, me encantaba enseñar a los alumnos de prácticas y a los estudiantes de máster y mi profesor de Orgánica en la carrera (con el que sudé la asignatura) es uno de los poquísimos profesores que recuerdo de la Universidad. Pero tuve la oportunidad de vivir de cerca cómo se valora el CV de un opositor a profesor titular y aquí entramos en la discusion que planteas, docencia vs investigación. Nunca he entendido que para un puesto de profesor (=docente) se de más peso a la investigación que a la docencia y, en este sentido, estaría totalmente de acuerdo en los tres perfiles que planteas de docente, investigador y docente + investigador. De hecho, en mi posterior trabajo he tenido la oportunidad de convivir con investigadores que no son docentes y claramente valoran que se les valore sólo por ello. Creo que, como en todo, habrá quien le guste más dedicarse a la investigación y quien prefiera ser un docente y formar nuevos estudiantes. La cruda realidad es más bien otra distinta y es que en la Universidad actual se valora más cuanto tiempo calientas la silla esperando tu turno que si tienes un buen CV o no. Y lo digo porque lo he visto y lo he vivido. Frases como «si te vas de postdoc al extranjero dos años no esperes que no haya otro por delante tuyo cuando haya una plaza de titular» las he tenido que escuchar…O_O
    O dejar desiertas plazas de profesor titular porque el candidato de «casa» tenía menos CV que el aspirante también. El sistema está corrompido y siendo así, esto se convierte en una carrera de a ver quien puede más por ocupar las plazas. Y no, no creo que haya honrosas excepciones.
    Por eso estoy firmemente convencida de que la única manera de tener una Universidad de calidad, donde los estudiantes aprendan (no sólo contenidos sino a pensar y actuar) y se conviertan en profesionales cualificados, es tener a los mejores docentes y para ello se necesita un sistema que evalúe correctamente la excelencia en la docencia…pero separada y mucho de la excelencia investigadora (cuyo sistema de evaluación también debería cambiar).
    En los últimos cinco años he trabajado en un centro de investigación, donde la filosofía es completamente diferente, donde se plantea un modelo diferente (y posible) de hacer investigación (separada de la docencia) y ¿qué pasará? que nos lo cargaremos y lo convertiremos en más de lo mismo porque en este país, desgraciadamente, las ideas innovadoras son mal vistas. Preferimos quedarnos con un sistema mediocre y ponerle parches que hacer una auténtica revolución y apostar por la excelencia. Y Bolonia no ha hecho más que agravar las cosas.
    Gracias por el post de hoy y a seguir siendo un buen docente-investigador…como buenamente puedas y te dejen.

    • Como profesor universitario, no podría estar más de acuerdo. El sistema actual es tan rígido y tan absurdo a la hora de evaluarnos que es una losa para la universidad. El sistema de evaluación por sexenios me parece demencial, no dice nada de la calidad investigadora ya que publicar en una revista indexada es relativamente fácil, pero conseguir una publicación que tenga impacto REAL es muy difícil. Y el tema de la docencia como decís es increíble. Puedes hacer lo que te de la gana que al final te caerán los quinquenios. Hasta que esto no cambie y como se propone en el artículo tengamos figuras con cargas diferentes con una evaluación efectiva, y con sistemas asignación de presupuestos en función de resultados no iremos a ninguna parte.

    • laverdadenlauniversidad dijo:

      No podría estar más de acuerdo contigo. Cuando leía el post no dejaba de pensar en que el sistema universitario español és injusto, y no sólo por lo que él explica sino también por el «enchufismo» desmesurado que se da en la universidad. Yo también he visto personas muy mediocres esperando lo que llaman «su turno» para acceder a una plaza en el departamento (y no sólo una vez), mientras buenos investigadores desaparecían del mapa porque no eran de «la família». Hice mi tesis doctoral en la universidad, y aunque disfruté como un enano, al final me di cuenta de como funciona el sistema, y la verdad que me decepcionó muchísimo. Hay gente (normalmente bastante mediocre) a la que intentan promocionar por el simple hecho de caer bien a algun catedrático o simplemente porque, como tú bien dices, es su turno. Esta gente se dedica a firmar autorías de artículos que realizan otros (normalmente estudiantes de doctorado) para mejorar sus CVs y así poder acreditarse para la plaza que ya tiene en propiedad de antemano (por decir un ejemplo, que además he vivido en primera persona). Podría pasarme horas explicando anécdotas y hechos reales que he visto durante mi paso por la universidad. Mi conclusión és que la universidad esta muy lejos de ser un centro de excelencia e innovación, bajo mi punto de vista és mas bien un desierto de creatividad y nuevas ideas dominado por un sistema de castas que no les importa en absoluto ni la calidad de la investigación ni mucho menos la calidad de la docencia que imparten. Lo que les importa de verdad es seguir calentando su silla sin pegar brote el máximo tiempo posible. El resultado esta claro, y como esta pasando en la actualidad, los proyectos de investigación són mayoritariamente concedidos a centros de investigación donde las plazas para investigar són realmente competitivas, es decir, si no obtienes resultados en un periodo determinado de años no podrás continuar recibiendo fondos públicos (muy escasos en nuestro país por desgracia) para seguir con tu laboratorio y otra persona con mejor CV ocupará ese puesto.

  8. El año que viene, en el programa que reparta a mis alumnos incluiré una nueva sección: FAQ, en la que paparecerá un único ítem
    P: ¿Esto entra para el examen?
    R: Sí, siempre y de la forma más rebuscada.

    Por otro lado, yo también le´çi el artículo del NYTimes y va muy en la línea de lo que yo pensaba. Una universidad en la que haya Personal Docente que se dedique un pooquito a investigación y Personal INvestigador, que colabore un poquito con la docencia. No sería una división tan dramática, sino (creo) una forma de regularizar la situación real de muchos profesores.

  9. Phassel dijo:

    Estoy realizando unas prácticas en la Universidad de Ámsterdam y he podido comprobar que los profesores, nada más acabar el curso que han impartido, pasan el cuestionario anónimo y después hacen la media lo antes posible en el despacho, ya que esto será lo que le permita o no continuar dando este curso el año siguiente (entre otras cosas). Vi, además, que en el curso dieron teoría, prácticas e hicieron un póster con opción a presentarlo a un Congreso importante. Y estoy hablando de clases de Grado. Con esto quiero decir que si se le diera más importancia a los resultados de los cuestionarios, los alumnos nos tomaríamos más en serio rellenarlos. Está claro que el profesor está más agobiado y la opinión del alumno puede ir mas allá de una mera opinión objetiva. Sin embargo, creo que en una clase de 100 alumnos que somos en España, aquel o aquellos que quieran «fastidiar» al profe poniéndole una mala nota que no se merece no hará que se pase de un 7,5 a un 4. Si e profesor tiene un 4 entre 100 alumnos, muy probablemente esté haciendo algo mal, Este profesor tuvo nueves y cuatros (opiniones muy variables) pero la media le dio notable.

  10. Pepe dijo:

    ¡Muy buen post! Soy alumno de doctorado y me ha gustado mucho el contenido y desarrollo. En general, ¿no crees que existe un problema muy grave en España al juntar la carrera docente/investigadora? Quizás sería beneficioso poder desmarcar de algún modo la investigación de la docencia. Existen docentes que adoran dar clases y «pasan» de investigar (metirijilla piadosa), y hay investigadores que odian dar clase (hago la diferencia por el perfil de trabajo preferido por el PDI).
    No sé, siempre he pensado que es un error en la universidad obligar a unir las dos carreras. Porqué no dejar aun investigador estrella que haga sólo eso y a un docente magnifico que imparta sus clases con la mejor calidad posible.
    Saludos!

  11. James Louri dijo:

    Muy acertado el articulo, comparto esas mismas ideas desde mi época como estudiante universitario.

  12. Kastle dijo:

    Tienes mi voto para el blog de 20minutos, me encanta leerte y me alegro por los chavales que te tienen de profesor, menuda suerte la suya. Saludos.

  13. magdalena dijo:

    Apoyo todo lo que han comentado las otras personas, y añado algo: ¿cómo van a tener motivación los alumnos, cuando ven que una vida de estudio y sacrificio sólo te conduce a ser, con suerte, mileurista, mientras que ser futbolista, cantante y demás folclore te puede conducir a las mieles del exito? Y encima, si quieres trabajar de lo tuyo tienes que emigrar obligatoriamente, como es mi caso. Mala época para los jóvenes. .

  14. bea dijo:

    ¿Creen ustedes que si no les va a servir prácticamente para nada en su posición profesional el P.D.I va dedicar una gran parte de su tiempo en preparar nuevos apuntes, adaptar sus clases a las nuevas metodologías docentes o ensayar en el aula nuevos sistemas de enseñanza?
    —–
    Es que va en vuestro sueldo. No se trata de si sirve o no sirve para que promocionéis y podáis alcanzar el sueldo de catedrático: es que dentro de vuestro sueldo va «ser profesor», ejercer la docencia, y la docencia se ejerce ASÍ, diga lo que diga este sistema educativo tardofranquista-neoliberal-cacique.
    Y si no queréis ser profesores y profesoras, si no queréis ejercer la docencia, dejadnos paso, porque las doctorandas estamos aquí, muertas del asco, viéndolas venir y viendo no venir nada mientras trabajamos de camareras y preparamos opos de secundaria y una tesis doctoral (simultáneamente) o, en el mejor de los casos, tienen una mísera beca que no permite vivir de forma autónoma e independiente fuera del hogar materno y/o conyugal, o fuera de viviendas compartidas.

  15. moren dijo:

    Yo estoy empezando en esto de la docencia, y tengo que decir que mucho peor lo tenemos los que no somos fijos ni tenemos vistas de serlo. A unas malas, un titular o un CD podría «conformarse» con su puesto y no aspirar a subir, pero para un AD o un sustituto no progresar es equivalente al paro. Y cada vez hay más gente de este tipo (especialmente del segundo, que es un contrato muy precario).

    Para que los alumnos lo entiendan, el sistema actual de promoción (y consolidación) del profesorado sería equivalente a plantear una asignatura de esta forma:

    «En la asignatura habrá multitud de seminarios y trabajos para profundizar en los conocimientos correspondientes. Sin embargo, todos ellos serán optativos, no evaluables y los contenidos solo corresponderán con los evaluables de forma tangencial. La evaluación se basará exclusivamente en el examen final y solo aprobarán las dos personas con mejor nota, independientemente de cual sea esta».

    ¿Os imagináis una asignatura así? Quien «perdería el tiempo» (ejem, ejem) en esos seminarios y trabajos mientras un compañero puede dedicar ese mismo tiempo a estudiar el examen y, no ya aprobar y sacar mejor nota que tú, si no «quitarte» tu aprobado. Pues así funciona el acceso a plazas de profesor en la universidad.

    • Andelen dijo:

      Muy buena comparación, muy clara. Y creo que también deja clara la solución. Hay que encontrar un modo de que esos ‘seminarios y trabajos’ puntúen e incluso motiven a hacerlos. Como alumno, algunas veces la abundancia de trabajos que cuentan un porcentaje de la nota final no es lo que más motive. Son los trabajos extra, que tal vez ayudan a conseguir hasta un punto extra, los que realmente llaman la atención, y se puede ver en estos casos -sobre todo cuando solo se pueden presentar un par de copias de ese trabajo entre todos los alumnos- que toda los estudiantes o la gran mayoría intentará hacer ese trabajo.

      Si en lugar de colocar la actividad docente como una obligación poco útil para el desarrollo de la carrera de un investigador la colocáramos como un ‘bonus’ que le facilitara su progreso, la calidad de la enseñanza en el aula aumentaría notablemente. El problema reside en encontrar una recompensa lo suficientemente apetitosa como para que algunos investigadores decidan dedicar su tiempo a la docencia pero sin obligar al resto a hacerlo, pues seamos sinceros, no todo el mundo está igual de calificado por mucho conocimiento que se tenga para transmitirlo de modo adecuado. Y aún si se encontrará ese premio, ¿que criterio se podría establecer para juzgar que docentes son dignos de recibirlo y cuales no? El número general de aprobados de una asignatura depende mucho de dicha asignatura, no todos los docentes estarían en igualdad de condiciones. La asignatura además condiciona posibles encuestas que realicen los estudiantes… ¿Tal vez sería interesante formar inspectores para dicha labor que acudieran a alguna clase y se sentarán entre los alumnos sin conocimiento del docente para observar la calidad de la clase?

      En cualquier caso, el sistema actual tiene muchos fallos, que al final repercuten en una enseñanza de peor calidad y en numerosas ocasiones incomodidad del alumnado con determinados docentes.

  16. Raven dijo:

    Parece que en esta entrada te va a tocar leer largos comentarios… Pensaba responderte por tuiter pero mira, he decidido venir mejor aquí. He participado en todo lo que se puede participar de la facultad (o casi) he estado en reuniones de todo tipo, he sido alumno, delegado de clase, delegado de centro, miembro de departamento, miembro del consejo de departamento, he escuchado las quejas de docentes que organizan masters antes que ni la gente supiesen que iban a existir y a equipos decanales hablarme de la problemática política de planes de estudios completos. Me siento (guiño, guiño..) como el androide de Blade Runner. Pero en el fondo no soy más que un inútil torpe que observa y escucha.

    Los profesores más viejos de mi facultad, los que corresponden a la primera o segunda generación del edificio siempre dicen «La facultad antes era como una familia, todos éramos como un hogar y me da mucha pena que ya no sea así» Muchos de estos profesores el ultimo día de clase o los últimos días tratan de hacer cosas familiares, tratarnos de forma cercana traernos algún regalo… Pero siempre dicen «es imposible porque sois muchos» Clases de aproximadamente 100 personas. Y claro antes las cosas eran distintas. ¿Supone quizás que el que todo el mundo tenga acceso a la universidad baje la calidad del servicio?
    Respecto a los profesores de generaciones posteriores, la cosa cambia muchos de ellos no interactúan con los alumnos más allá de soltar sus rollo con las mismas frases y las mismas entonaciones año tras año. Y claro, de eso me doy cuenta yo y otros inútiles que repetimos…los que cumplen y trabajan no son conscientes de que estos docentes repiten letra por letra el mismo temario, sea licenciatura o grado. Sea en un curso de primero o de cuarto. Es básicamente lo que tienes en las viñetas de tu post. Es básicamente gente incapaz de enseñar/aprender. Es básicamente gente frustrada que sólo busca poder o comodidad. Es básicamente gente sin ilusión. Y hablo de ambos, de alumnos y de profesores.
    Todo está fatal, pero quienes sufren son siempre los de abajo. Y eso parece que se le olvida a cualquiera que hace tiempo que no está abajo. El docente que no quiere investigar. El investigador que no quiere ser docente. Tragan, cumplen y listo. El alumno que no quiere memorizar el alumno que odia las prácticas y razonar. Sólo uno de estos dos fracasa.

    Respecto a todos estos que aplican Bolonia como si siguiesen en la licenciatura, pero elevando el precio de un par de puntos de la nota final de manera inflacionista… Sólo responderé con una frase de Romeo y Julieta:
    «Aquello que llamamos rosa con cualquier otro nombre olerá con la misma dulzura»

  17. javierfpanadero dijo:

    Antes de nada un abrazo, sabes que se te quiere mucho por aquí.
    Como dices, lo ideal es que todo el mundo fuera chupi e hiciera el bien por propio deseo… pero ese no es este planeta en ningún campo.
    La legislación genera un «estado de cosas», ese valorar unas cosas y otras no es lo que marca en gran parte el comportamiento de la gente, tanto para alumnos como para profes. Se tenderá a hacer aquello que más beneficios me reporte.
    Hay profes universitarios que se dedican mucho a la docencia y su currículum investigador se resiente (porque los recursos son limitados) y desde luego reciben las consecuencias de su decisión.
    Estoy muy de acuerdo en que, sobre todo en las asignaturas de primeros cursos sería muy necesario buscar más profesores que dieran buenas clases a gente con grandes currículums en publicaciones.
    Discrepo un poco es la dedicación absoluta a la labor. Somos personas y eso significa muchos títulos: padre, hijo, amigo… y nuestra vida tiene que dar cabida en tiempo y recursos a todo eso. Si para ser un buen profesor tengo que dedicar 14 horas al día, eso es ser un esclavo y descuidar el resto de lo que es «ser persona». Quizá es que esa carga era para dos personas.

    Esto último también lo digo como profesor de secundaria donde hay una presión para que demos nuestro montón de clases, las preparemos, corrijamos y nos renovemos… este es un trabajo vocacional que no hago por dinero, pero eso no quita para que quiera recibir una remuneración justa y que tenga un horario digno.

    Otro abrazo para cerrar.

    Javi

  18. santaklaus dijo:

    ¡Investigación! O sea, que aún quedan reductos… me voy a chivar a Wert ahora mismo…

  19. KarmaChan dijo:

    ¡Por fin! Digo esto porque llevo años esperando que algún profesional se posicione respecto a la duplicidad de funciones del profesorado universitario. No puedo estar más de acuerdo con tu opinión, aunque creo que te has dejado algún que otro factor negativo: de como por ejemplo el hecho que se sobrevalore la investigación a nivel individual, acaba degradando la investigación en su conjunto. Yo misma como alumna he visto a profesores hablar de nuevas partidas presupuestarias y de hacer investigaciones como quien va a por peras al mercadona. Tampoco quiero decir que sea una práctica generalizada, pero el medre individual es lo que tiene.
    Y sobre el alumnado en Bolonia también de acuerdo en ver la facultad como un «estar de paso», hay que nutrirse y participar todo lo posible.
    Saludos!

  20. gatameiga dijo:

    Este es un tema de mucha relevancia, porque de ello depende la enseñanza de los futuros profesionales y creo que lo estamos haciendo mal en los cuatro costados.
    Mal por los alumnos, los profesores, la administración de la docencia y ya, lo peor, la base en si misma, la consideración de lo que es ENSEÑAR.
    Como ya han dicho, hoy día se considera un éxito acaparar muchos conocimientos de libro y vomitarlos en un examen. Yo he llegado a sacar buena nota en un examen del que no tenía ni idea y de una asignatura que odiaba, y suspender otro de una asignatura que no solo me encantaba, sino que consideraba que sabía bastante más (o bastante más allá) de lo que me preguntaron en el examen.
    Entiendo que se deben adquirir unos conocimientos básicos necesarios, que se necesitan comprender las bases de dicho conocimiento y que hay cosas que si no sabes, no te van a dejar entender nada más allá. Pero me tienen muy hasta las narices de preguntarme largas parrafadas teóricas de cosas que si bien no son inútiles, las puedo encontrar en cualquier libro si me hacen falta en un momento dado. Como decía Bill Watterson a través de su personaje Calvin: «No se porqué solo nos enseñan cosas que cualquier idiota puede encontrar en un libro».
    Estoy cansada de llegar a clase y dejarme la mano tomando apuntes, o, si decido no tomarlos para prestar atención (y enterarme, supuestamente), darme cuenta de que el profesor de turno está prácticamente dictando de memoria el libro de referencia de turno; para eso, ¿qué quieres que te diga? se te quitan las ganas de pasarte por clase.
    También estoy cansada de presentar trabajos en seminarios que me parecen, literalmente, un coñazo, y que muchos profesores, me NIEGUEN hacerlo de algo que a MI me gusta. Porque algunos sí que me han permitido, en caso de no haber ningún trabajo de los propuestos acorde con mis intereses o que, como muchos se hacen por sorteo, que le toque a otro el trabajo que yo quiero hacer, me han dejado presentar un tema a parte en vez del que me tocaba presentar, previo de ser aprobados por ello por relevante para la asignatura (también entiendo que no me dejen presentar algo que no tenga nada que ver con el temario).
    Me gustan los seminarios donde se exponen trabajos aportados por los alumnos, porque resultan ser generalmente los que más se prestan a debate, y aprendes más ahí que, de nuevo, haciendo de mala gana un trabajo de algo que no te gusta y presentarlo rápido y mal porque te lo quieres quitar de encima.
    También me gustan las clases donde puedo dejar de tomar apuntes (por hacer algo, y no sentirme estúpida), porque los profesores no están «dictando», sino explicando, poniendo ejemplos, entusiasmándose.

    Pero claro, ese modelo también requiere mucho esfuerzo de los alumnos, y debo decir que no siempre se hace, por no decir casi nunca. La mayoría de gente en mi carrera, como creo que en muchas otras, se lleva las manos a la cabeza y un disgusto importante si un profesor no sube rigurosamente los pdf de sus temas, con toda la información bien organizada y compilada, hasta resumida en algunos y subrayado lo más importante para que sepas lo que entra en examen. Y si un profesor sube un temario donde solo hay imágenes y esquemas, o directamente no sube nada, se te cae el mundo encima.
    Eso tampoco es. Todos los años, en nuestra guía académica, aparece la correspondiente ficha de cada asignatura, donde se incluye el listado, tanto de teoría, como de prácticas, de los conocimientos que el alumno debe adquirir en esa asignatura. Si el profesor no te da los apuntes mascados, te los buscas, que para algo tienes el listado del temario y numerosos libros de referencia.

    Lo que yo, personalmente, consideraría una clase universitaria ideal es aquella donde el profesor emplea parte de la clase en explicar las bases más relevantes e importantes de la asignatura, y el resto la deja para dudas, comentar noticias de actualidad, cosas de interés o incluso curiosidades, eso que cuando ocurre, solo ocurre en los seminarios, después de que alguien exponga un tema realmente interesante y se organice un buen debate alrededor.
    Las clases deberían ser para explicar los conocimientos básicos y para fomentar el debate, el interés por la asignatura y la curiosidad. El resto de temario nos lo deberíamos buscar por nuestra cuenta, y aprovechar las clases también para preguntar las dudas de ese temario que te tienes que estudiar por tu cuenta.
    ¿No se supone que bolonia era eso, trabajar más al día, trabajar más nosotros, buscarnos un poquito las castañas, leerse las cosas por su cuenta? ¿De qué me sirve ir a clase a escuchar la versión televisada de mi libro de ciencias, igual de monótono que el original, pero en 3D? O tomo apuntes, o escucho, pero realmente de la guisa me entero de la mitad, si no me muero de sopor a media clase.
    Pero claro, eso requiere demasiado esfuerzo, tanto por parte del profesor, como de los alumnos, y eso no contenta a nadie.

    (Perdón por el tocho, me emociono con este tema).

    • Raven dijo:

      PlasPlasPlas… me ha encantado el comentario.

      Por cierto, no te pasa que si un docente da clases de esas que no son de «copiar copiar copiar memorizar memorizar» La mayoría de la clase se pierde, desespera y cabrea?

      La gente está acostumbrada a seguir el guión. Copiar, memorizar, vomitar. Seguir órdenes cumplir y vivir el sueño europeo

    • 1011 dijo:

      Suscribo palabra por palabra a tu brillante comentario, y me gustaría preguntarte si te planteaste alguna vez ser docente, o simplemente expones tu punto de vista como alumna.
      Como Walter Levin en su libro «Por amor a la física»: Las clases deben ser un complemento a los libros.

      Estoy de acuerdo con esto: «Tristemente cada vez encuentro más alumnos para los que todo aquello que no “entre para el examen” no merece la pena».

  21. Hola!

    Soy Jon M. Matxain, investigador de la Facultad de Química de la UPV/EHU. Estoy bastante de acuerdo con lo escrito en este artículo, pero sí que me gustaría incidir en un asunto.

    Como investigador, llevo realizando también tareas docentes. Estas tareas docentes (ocupando plaza de investigador) no pueden superar un máximo de créditos, correspondiéndose éstos con una parte muy pequeña de mi jornada laboral. Esto sobre el papel, luego en la práctica uno emplea más horas de las previstas, porque disfruto dando clase y me gusta hacerlo lo mejor que puedo, o por lo menos intentarlo. Así, este año estoy en mi quinto año docente.

    Como muy bien dice el autor en el artículo, al estar la balanza inclinada a favor de la investigación, conozco muchos profesores que «pasan» bastante de la docencia. Para mí, esto es un error. Pero no sólo desde el punto de vista cortoplacista de centrarse en la investigación porque me da réditos a corto plazo. La visión que tenemos en el grupo del cuál formo parte es que unos alumnos que disfrutan en tus clases son potenciales investigadores de tu grupo en el futuro. Por ello, nos esforzamos en hacer las clases interesantes, en intentar explicar no sólo el temario de nuestra asignatura, sino cómo se relacionan estos contenidos con otras asignaturas de la carrera e incluso otras carreras. Relacionamos también los temas de clase con investigación que realizamos. Para ello está claro que el horario de clase no es suficiente.

    Es por eso que además del horario de clase, lo que empleamos en preparar las clases, apuntes, corregir exámenes, trabajos etc, una parte del tiempo lo dedicamos también a escribir blogs que nos permiten relacionar todas estas cosas y así los alumnos tienen fuente de información aparte del temario. También hacemos partícipes a los alumnos en los blogs, haciendo trabajos de clase que sirvan para publicarse en el blog, lo que hace que los alumnos se motiven mucho.

    Es cierto que esto lleva mucho tiempo, que lo quitamos de la investigación o del tiempo de ocio, para qué nos vamos a engañar. Pero mucho más cierto es que de esta manera, los alumnos se motivan más hacen el trabajo que les toca más agusto. La asignatura que impartimos es de las más «feas» a priori de la carrera, de las más difíciles (Química Física II) donde se ve la cuántica y la espectroscopía. Muchas fórmulas matemáticas que a muchos alumnos de química les asustan. Si no nos esforzásemos en hacerlo lo mejor posible, posiblemente los alumnos se dedicarían a empollarla y después a olvidarse. De esta manera, yo creo, en mi opinión, que los alumnos (no todos pero muchos) estudian más agusto, lo que ayuda a que lo que aprenden lo aprendan mejor. Y de esta manera intentamos plantar el gusanillo por la química teórica, que luego nos revierte con más estudiantes de doctorado. Y esto aumenta la producción científica investigadora.

    Por lo tanto, yo si que creo que la docencia y la investigación pueden ir de la mano (no digo que deba ser así para todos). Lo que si creo, estando las cosas como están y mientras no mejoren (también creo que hay que cambiar las cosas) un profesor puede ver la docencia también como un escaparate que mejorará su producción investigadora. Claro, esto tiene réditos a medio-largo plazo (y tal vez no) pero lo que uno consigue de esta manera, es que tanto en docencia como en investigación, el profesor mejore. Lo cual, creo que redunda en beneficio no solo del profesor, sino del alumnado.

  22. luis dijo:

    Me ha gustado mucha la lectura de este post y de sus comentarios, muchas gracias a todos! Quizás os parecerá que mi experiencia no tiene nada que ver con tus planteamientos pero creo que puede proporcionar una idea de lo que, a mi juicio, esta deteriorando la enseñanza universitaria y, en general, la sociedad española.
    Mi experiencia tras siete años en la universidad ha sido un poco decepcionante. En este tiempo terminé una licenciatura y dos postgrados en las universidades de Salamanca, Granada, Extremadura y Sevilla. Desde mi experiencia, creo que la universidad española se ha deteriorado desde dentro y no es más que un reflejo de lo que es la sociedad española en la actualidad. Salvo alguna excepción que confirma la regla, acaban en los departamentos los que tienen un familiar o un padrino que muchas veces no valora tu profesionalidad, sino la capacidad de tragar, tragar, tragar y, después de hacer el trabajo sucio ( o todo el trabajo!! ), aceptarlo y poner buena cara.
    Tras rechazar ser la putilla de un par de profesores interesados en mis capacidades, decidí lanzarme a la aventura de emprender ofreciendo un servicio mucho más eficiente para gestión municipal de recaudación de impuestos… ERROR!! otra vez!! si no tienes familiares o «enchufes interesados» (en sacar un dinerito extra, claro) en política es casi imposible…
    También hice oposiciones a puestos para diputaciones y organismos municipales… ERROR!! incumplimientos misteriosos de las bases para el beneficio de… otra vez!!! personas con «contactos»…
    En fin, tras mi experiencia decidí emigrar y tras sólo 7 meses buscando e intentando manejarme con el idioma he tenido la oportunidad de trabajar para equipos de investigación en un hospital y en una universidad irlandesa. Me siento valorado como profesional!! y no me hacen tragar ni hacer el trabajo sucio!! y se me paga, académica y económicamente, mejor que a todos mi compañeros lameculos que están aguantando en los departamentos universitarios españoles!!
    Señores!! el problema está en las universidades y organismos de gobierno. No somos críticos votando, no somos reaccionarios ante las injusticias cometidas por un profesor que se aprovecha de tu trabajo sin, ni siquiera, mencionarte en su publicación. Se evalúa a los apoltronados profesores sin consecuencias, se hacen tejemanejes para conseguir vender títulos con certificaciones de calidad que no son mas que mentiras! Se otorgan becas sin cumplir las bases establecidas… podría seguir pero creo que los que hemos pasado por esto sabemos lo que hay…
    Creo que lo que planteas de la división del trabajo puede ser interesante para mejorar la calidad pero creo que sería mucho más productivo someter a revisión periódica las labores de enseñanza general, también en primaria y secundaria… y el que no demuestre ser eficiente o válido en su trabajo… a la calle!!! que se renueve o muera!! este tipo de personas son las que nos hunden!!
    Por supuesto, me gustaría volver a España pero no lo haré hasta tener la posibilidad de montar un proyecto en el que pueda ser independiente de caraduras y lameculos…
    Abrazos!!

  23. TDI dijo:

    Había escrito una gran parrafada, pero al final he visto que lo mejor es hacer un resumen de los puntos principales:
    -La motivación debe ser mutua: del profesor y del alumno. Su ausencia se contagia.
    -El profesor no debe repetir lo que el alumno sabe o puede saber si no es necesario (hoy en día, se puede obtener la información que te «enseñan» los profesores sin tener que estar incontables horas escuchándolos). En serio, aburre. Debe aportar algo por lo que merezca la pena ir a sus clases, no leer las diapositivas.
    -Las evaluaciones a los profesores, aunque las considero útiles, deberían añadir un apartado de observaciones ya que hay aspectos que no se pueden valorar con los apartados que suelen incluir.
    -Sobre estudiar para el examen. Te ves obligado a hacerlo ya sea porque el temario no te va a servir en el futuro (por obsoleto o por no tener que ver con la carrera) o porque el profesor quiere que le repitas las cosas como un papagayo.

    Por cierto, la primera viñeta me ha hecho gracia porque he visto profesores peores que le primero: «Como está el plan Bolonia teneis que hacer tantos trabajos en grupo (que terminan consumiendo mucho más tiempo que podrías aprovechar para estudiar, por ejemplo), venir a clase aunque trabajeis o esteis enfermos, y sacar más de un 7 en el exámen. Ah, las preguntas mal restan». Todo estupendo.

  24. Releyendo el artículo, hay una frase con la que no estoy nada de acuerdo: «a diferencia de lo que ocurre con los sexenios investigadores que hay que currárselos mucho». Tengo dos sexenios, conozco gente que tiene sexenios, y no dice NADA de tu calidad como investigador. Puedes tener dos profesores con el mismo número de sexenios durante los mismos años de carrera, y uno de ellos tener muchísimo más nivel que el otro. Sirven para saber si haces un mínimo de investigación, pero no para evaluarla.

  25. PEPE dijo:

    Pero que sopresa con esté artículo. Tenia en la cabeza que España era un país primitivo y que todo su tecnologia era exportada. Tenia en la cabeza que los españoles eran sombies -futbol (térmico inventado para un español promedio), que viven drogados del futbol, Que sorpresas da la vida.

  26. Joaquín dijo:

    Jose, muchas gracias por la cita. Ahora entiendo ciertas #CosasDeJose 😉
    Muy interesantes reflexiones. Yo le he dado muchas vueltas a todos esto y me enrollaría demasiado (y ya van un montón de comentarios larguísimos). Lo dejaré solo en que no termino de ver claros los perfiles diferenciados de carrera académica (docente vs. investigador), es muy difícil que eso se hiciera de forma planificada con resultados mejores de los que produce la actual dispersión «ecosistémica».
    Un abrazo!

  27. Soñadora dijo:

    Me ha gustado mucho este post, porque recoge lo que pienso bastante bien.
    Soy estudiante de Bioquímica de primer año, y después de pasar el primer cuatrimestre he hecho valoración de lo que me pensaba que iba a ser y lo que está siendo hasta el momento: acceder al grado supuso un importante esfuerzo, porque la nota de corte es bastante alta, pero a pesar de eso la superé y me sentí muy contenta porque eso significaba pasar a estudiar lo que tanto quería. Cual fue mi sorpresa que mi entusiasmo por la carrera no era compartido por la mayoría de los estudiantes, éstos se limitan a decir que han escogido bioquímica porque no han entrado en medicina, otros a los que les gustaba más el grado de Biología porque piensan que es más prestigioso el grado de Bioquímica y otros, simplemente, porque tenían una nota alta y no sabían qué hacer… entonces me pregunto, ¿Qué motivación tienen estos individuos para afrontar la carrera? Pues para desgracia del futuro de la ciencia ninguna… hoy mismo un/a compañer@ de clase (tiene matrícula en dos asignaturas de 6 créditos) me ha preguntado que era una arteria, después de que el profesor hiciese referencia a ella. Me parece inconcebible, tuviese matrícula o no… y como ese ejemplo podría decir una cuantas barbaridades más.
    Esto es una crítica principalmente a los estudiantes (como yo lo soy), porque debemos apasionarnos por lo que estudiamos, y eso pasa por estudiar en gran medida lo que uno quiere aunque comprendo que se tenga que requerir un nivel para entrar (pienso que alumnos con un 12 de nota definitiva están capacitados para acceder al grado de Medicina y muchos de ell@s se quedan a las puertas). Y si no puedes hacer lo que te llena…haz que te llene lo que haces.
    Y por la parte que a los profesores les concierne, tengo poco visto la verdad, entonces no puedo hablar desde la experiencia de años, pero sí que puedo decir que en el primer año lo que necesitamos es que sigan alimentando esa motivación con la que entramos y esas ganas de comernos el mundo! Y no, como me ha pasado, que el profesor se limite a dar «la brasa» durante una hora, que te mande trabajos para exponer (los cuales me parecen muy interesantes para desarrollar la habilidad de hablar en público), pero que luego se limite a poner un 10 a todos porque no va a contar en la nota final.
    Aún así, debo decir que he tenido la suerte de tener durante mi época en Bachiller algunos profesores que han sembrado en mí la semilla del espíritu científico, a los cuales les estaré tremendamente agradecida durante muchos años. Porque cuando terminé mi época en el instituto y miré hacia atrás, vi que ahí había aprendido si, pero lo que para mí es mucho más importante es que muchos de mis profesores me habían trasmitido una serie de valores que llevaré en mi mochila de aventurera durante muchos años! A todos ellos gracias, y a los que espero que vengan en un futuro cercano y me trasmitan lo mismo, gracias también.

    PD: a falta de poder asistir a alguna de tus clases, iré al Congreso de Investigación Biomédica que se celebrará en València.

  28. emulenews dijo:

    Lo primero, como todo el mundo está de acuerdo contigo, yo voy a hacer de abogado del diablo. Yo llevo casi 20 años dando clase (desde el curso 1994/1995).

    1) La idea básica del Proceso de Bolonia, que en España se ha desvirtuado, es la enseñanza orientada al alumno y el paso libre por la Universidad. Un alumno se suponía que podía cursar el primer año de un grado en una universidad, el segundo año de otro grado en otra, incluso de otro país, y el tercer año en una tercera de un tercer país. A los tres años recibiría el título de graduado (es decir, persona que ha cursado tres años en universidades EEES) y un suplemento al título que aclararía qué ha estudiado, dónde, con que nivel de asimilación estimado y cuales son las competencias que ha adquirido. Todo esto se desvirtuó porque a los profesores nos venía demasiado grande hacerlo bien. Si este alumno que comentas va a cambiar de grado, hace muy bien y es un buen ejemplo del espíritu original del Proceso de Bolonia. Sólo quien lo ignora puede lamentarse de su decisión.

    2) La mayoría de los docentes hacen todo lo posible por mejorar su docencia. Sólo una minoría no lo hace, pero es mucho más fácil recordarles que a los primeros.

    3) El mito de que los sexenios hay que currárselos es sólo eso, un mito. La tasa de sexenios no concedidos es muy baja y se limita a profesores que sólo dan docencia e incumplen con sus obligaciones como PDI, es decir, como investigadores. Quien cumple con su trabajo como PDI no tiene ningún problema para obtener un sexenio cada seis años (bastan cinco papers Q1 en el peor caso y es muy difícil encontrar un área donde no sea fácil lograr publicar con ese ritmo sin necesidad de ser un genio o alguien muy trabajador). No engañemos a los que están fuera del sistema y afirmemos a la ligera que quien cumple como PDI tiene problemas a la hora de obtener sexenios y debe descuidar su docencia.

    3) Otro mito es que el buen docente es el que reinventa la rueda cada curso académico. Muy pocas materias de los grados requieren reinventar la rueda. Hay excelentes libros de texto para casi todas. El docente tiene que aportar lo que viene entre líneas en los libros, lo que sólo la experiencia y la madurez permite extraer de los textos, tiene que asesorar a los alumnos en cómo resolver los problemas, tiene que lograr que una hora de sus clases sea más productiva para el alumno que una hora de estudio de libro en solitario, etc. Pero no tiene que reinventar la rueda ni convertirse en un showman. Menos tonterías con el mito de la innovación docente y más al grano. El docente aporta la madurez de la que el discente carece, pero el que tiene que estudiar y aprender es el alumno.

    4) El showman, el profesor que actúa como un actor en un escenario por el clamor del público, sus alumnos, no es el mejor docente. No nos equivoquemos. No desvirtuemos la docencia. No convirtamos el ego personal en el buen hacer. Porque no lo es.

    5) La universidad moderna tiene tres patas: docencia, investigación y transferencia (que incluye la divulgación). Todo profesor debe aportar su trabajo a las tres facetas. Quien descuide alguna de ellas está incumpliendo con sus obligaciones. Y punto. No tiene sentido que haya profesores como los de ESO en la universidad: docentes exclusivos o como queramos llamarles. La universidad es otra cosa. Quien quiera un sistema como el de EEUU que separa los Colleges de las Universities, debe recordar que nuestro bachillerato en muchos sentidos es similar a los Colleges. Convertir la universidad en un bachillerato avanzado no tiene ningún sentido. Ampliemos el bachillerato si es necesario, pero no prescindamos del importantísimo papel que tiene la universidad en nuestro país.

    6) Desidia, pasotismo, etc., no son calificativos adecuados para los alumnos actuales. Los alumnos ahora tienen competencias diferentes a las que tuvimos nosotros cuando fuimos alumnos. Nada más. Si hay profesores que no saben adaptar su docencia al nuevo tipo de alumno no es problema de los alumnos sino de los profesores. Todos, docentes y discentes, estamos en el mismo barco. No le echemos la culpa a los alumnos cuando no es su culpa. Asumanos nuestra responsabilidad. Y cumplamos con nuestro trabajo. Punto.

    Y no digo más para que no me regañéis, que os conozco.

    • Hola Francis, mil gracias por comentar. Respondo a tu comentario punto por punto. A ver qué te parece:
      1) No es el caso que describes. El alumno abandona a medio el grado de una carrera experimental y comienza uno de una carrera que no tiene nada que ver en la misma universidad.
      2) No estoy de acuerdo…pero eso no significa que tengamos razón tú o yo. Tú conoces casos y yo conozco otros. Yo en mi post aclaro nada más empezar que lo que cuento es una opinión personal basada en mi experiencia…no creo que nadie pueda afirmar ni negar nada. En mi opinión ni mucho menos los profesores hacen todo lo que son capaces de hacer por mejorar su docencia.
      3) Francis, aqui no se engaña a nadie.Precisamente hoy ha pasado por Murcia un gran divulgador que tú y yo conocemos que hace un esfuerzo brutal por innovar docencia (y lo consigue) pero al que se le negó un sexenio de investigación… e investiga Es un ejemplo y te podría dar más. De todas formas el mensaje del post está claro: la docencia no se evalúa y la investigación sí.
      3B) En ningún momento del post se habla de reinventar la rueda cada curso.Punto.
      4) Creo que no has leído bien…precisamente digo que el buen docente NO es el que concierte sus clases en un circo. Punto. ¿No convirtamos el ego personal en el buen hacer? ¿A qué te refieres? ¿Conoces casos? ¿Quiénes?
      5) Dices «Quien quiera un sistema como el de EEUU que separa los Colleges de las Universities, debe recordar que nuestro bachillerato en muchos sentidos es similar a los Colleges. » A ver Francis, otra vez. El post dice que yo no apoyo separar las universidades en dos tipos de centros (universidades que investigan y otras que dan docencia(college)). SI vuelves a releerlo te darás cuenta que se dice lo CONTRARIO que tú dices que pone el post.
      6) Como me conoces sabes que preparo muy muy bien mis posts. Pues resulta que para preparar este post una de las cosas que hice fue ver entera una charla que tú le diste hace unos días a unos profesores «on line». Pues bien, en esa charla, y al igual que yo hago en el post, dices que no hay que comparar alumnos de diferentes épocas. Dices en tu charla, al igual que yo en el post, que los alumnos de hoy en día están mucho más preparados en algunas materias. Sin embargo también animas a los profesores a que mejoren el aspecto de motivación de los alumnos. Lo que tú dices en tu charla (al igual que yo) es que estás cansado de escuchar eso de que los alumnos de hoy están menos preparados porque no estás de acuerdo…exactamente lo mismo que digo yo. A los alumnos claro que les pongo su parte de responsabilidad en el tema que se aborda en el post…faltaría más. ¿Habrás visto que te sigo eh? jejeje.
      Repito, un abrazo amigo y mil gracias por comentar
      Jose

  29. Montse Vargas dijo:

    Estoy totalmente de acuerdo con lo que planteas. El sistema actual de promoción del profesorado universitario es realmente perverso, donde los índices de calidad nos están llevando a la mediocridad en todos los campos.
    http://www.aularia.org/ContadorArticulo.php?idart=131

  30. Leticia dijo:

    Hola, acabo de leerlo y actualmente soy estudiante en la Faculta de Las Palmas de Gran Canaria, estoy muy de acuerdo con tu post, el sistema actual necesita mejorarse, el problema es como hacerlo, como motivar al profesor a que sea mejor, como motivar a un alumno cansado de estudiar tantas asignaturas y ver que sus esfuerzos caen en balde. Pienso que es todo un circulo, llegas ilusionado a aprender te encuentras con profesores que no te ayudan, que no te enseñan, dejas de interesarte por la asignatura, terminas queriendo saber solo que se necesita para aprobar, porque quieres acabar, y cuando te encuentras con uno bueno estas tan cansado que no importa, miras lo que entra en el examen y sigues adelante.
    Siempre me ha gustado saber más, hay asignaturas que no me llaman, pero saber es importante, pero cuando llegas a una clase en la que no aprendes nada, y te hacen un examen en la que no sale nada de lo dicho en clase, que puedes hacer? Hay alumnos que pasan de curso estudiando un test, y nunca aprenden, hay quienes aprenden pero no aprueban, hay profesores que te motivan, se actualizan y ayudan, doy las gracias a esos profesores, que alimentan mis ánimos, pero una reforma no estaría mal, tanto para el profesor como para el alumno, pues nosotros tampoco somos santos.

  31. Juan Ignacio Pérez Iglesias dijo:

    Hola Jose
    Ahí van mis observaciones. Has acertado; no estamos de acuerdo en bastantes cosas, aunque sólo sea por discutir.
    1. Una de la razones más poderosas por las que no se valora la docencia a la hora de promocionar o de obtener beneficios, es que nadie ha establecido un método suficientemente objetivo y aceptado por todos.
    2. No estoy de acuerdo con que las valoraciones de la calidad docente llevadas a cabo por los alumnos estén muy influidas por factores ajenos a la misma. Fui vicedecano de profesorado en mi centro entre 1993 y 1997, y me correspondía gestionar todo el proceso de encuestación y uso posterior de los resultados. Y recuerdo bien que los resultados que arrojaban las encuestas eran perfectamente previsibles para cada profesor en los casos que conocía o si se trataba de profesores que me habían dado clase a mí 15 años antes. Los que entienden de estas cosas dicen, además, que los estudiantes son bastante ecuánimes, y que responden de verdad lo que piensan.
    3. Tampoco estoy de acuerdo con que “la gran mayoría de los profesores que aspiran legítimamente a subir peldaños en el escalafón universitario, centren todos su esfuerzos en aumentar su curriculum investigador dejando de un lado mejorar su docencia….”. Por un lado, me consta que en muchísimos casos no es así. Y por el otro, soy de los que cree que es bueno para los estudiantes que sus profesores tengan muy buen currículo investigador.
    4. No tengo nada claro que los profesores debamos preparar nuevos apuntes, ni adaptar nuestras clases a nuevas metodologías docentes, ni ensayar en el aula nuevos sistemas de enseñanza. Hay mucha mitología alrededor de todo esto. Hay profesores que utilizan procedimientos nuevos, distintos, y que lo hacen muy bien. Y hay profesores que utilizan procedimientos nuevos, distintos, y que lo hacen muy mal. Yo procuro hacerlo como lo hacían mis mejores maestros. Me gusta disertar; utilizo la pizarra, y como mucho, algunas transparencias más bien antiguas. Les interpelo; les hago preguntas para que afloren contradicciones. Pero no lleno el aula de fuegos de artificio. Habrá quien haciendo eso consiga resultados excelentes, pero sospecho que la clave está en el entusiasmo y la claridad de ideas de quien da la clase. Algo, por cierto, que es manifiesto cuando te veo a ti dar una conferencia. Tú no necesitas nada más que tus palabras y, si acaso, alguna imagen que otra, porque tu discurso atrapa al oyente. Y eso no depende de ninguna nueva metodología ni de nada que se le parezca.
    5. No sé a qué te refieres con programas anquilosados o metaodologías arcáicas. Mi programa es viejo, pero es que la fisiología animal, afortunadamente para los animales, cambia muy poco año tras año. Y mi metodología es arcáica; ya he dicho que básicamente hablo, dibujo esquemas en la pizarra y enseño gráficos en la pantalla.
    6. No creo que el buen docente deba adaptarse a su público. No sé qué quiere decir eso.
    7. A estas alturas, tras 28 años de vida académica, con dos interrupciones de 3 y de 5 años en la actividad docente (sumo los mismos años de docencia que Francis), no tengo claro si debe haber distintos tipos de profesores, pero me parece arriesgado. En teoría podría ser posible, siempre que quienes no investiguen den docencia más rutinaria (prácticas, por ejemplo) o si no descansa sobre ellos la responsabilidad de un curso. Esto lo digo abiertamente. Diga la ley lo que diga, la función principal (no la única) de la universidad es formar profesionales e investigadores, y el elemento añadido que aporta la investigación a esa actividad es la mirada crítica. La característica que debería adornar a todo profesional salido de las aulas universitarias es la capacidad para desempeñar una profesión y, ante todo, desarrollarse profesionalmente. No sirve saberlo todo porque todo es demasiado. Lo importante es saber que en el ejercicio profesional hay que plantearse cuestiones constantemente y hay que interpelarse a uno mismo acerca de la forma en que hacemos las cosas. Es necesaria una cierta “inseguridad”, un cierto “inconformismo”, y eso es lo que debiera aportar el haber tenido buenos investigadores como profesores, porque el que investiga y es bueno en su campo es consciente de las debilidades del conocimiento que se posee y se transmite y por eso es valioso. Por esa razón decía más arriba que era bueno que los profesores tengan buen curriculum. Si otras formas de estar en la universidad son compatibles con que casi todos los profesores que suben a una tarima son así, acepto la propuesta de diversas modalidades, si no, no.
    8. En todo caso, ningún profesor debe estar exento de actividades formativas. Los mejores investigadores deben dar clases de forma ocasional, pero sistemáticamente, a los estudiantes de primer curso de carrera. No debe recaer sobre ellos la responsabilidad de un curso si no es de master, pero tienen que aparecer en primero, y los alumnos que acaban de llegar a la universidad deben tener la ocasión de ver en acción a los mejores.
    Esto es todo por ahora. Supongo que seguiremos dando la vuelta a la noria sin parar per secula seculorum.
    Salud

  32. soniagonzalezbailon dijo:

    Me ha gustado mucho el post, crítico, claro y buen reflejo de lo que hoy se cuece en las facultades. Mi paso por la universidad fue decepcionante (y me doy cuenta con el paso de los años), debido a la mala preparación de algunos de los profesores (a veces me resultaba ridículo asistir a ciertas clases y no por vagueza desde luego sino por la escasez de nivel y contenido), mal enfoque de las materias y pobreza de contenido realmente importante (mucha paja, y poca información valiosa). Reconozco que entonces mi carrera era bastante nueva, aunque no tendría porqué ser motivo de la escasez.
    Te agradecería si pudieras resolver algunas dudas desde un punto de vista tan real como el tuyo (disculpa mi torpeza). ¿Son o han sido en algún momento el «amiguismo» y la «suerte» las dos únicas opciones para acceder a un trabajo como docente en las universidades españolas? ¿De qué manera son evaluados los puestos vigentes de los profesores universitarios para de algún modo tener un óptimo sistema de enseñanza? ¿Es este tema en concreto muy distinto al de otros países de la UE?
    Gracias!

  33. Pepe dijo:

    Soy profesor universitario desde hace tiempo y creo que cumplo con todas las facetas que se pide como PDI, tanto a nivel docente, como a nivel investigador y en transferencia. Sé que soy un buen investigador (bueno simplemente, mejor que la media, incluso notablemente mejor que la media, pero no pasaré a la historia por ello) porque me cuantifican por ello, sé cuantos artículos tengo, en qué cuartiles, qué citas, qué índice h, proyectos de investigación, etc… Sé que hago transferencia porque he firmado contratos con empresas, incluso tengo algunas patentes. Pero ¿sé si soy buen profesor? A mí me gusta la docencia, mis alumnos suelen estar contentos y suelen calificarme bien en las encuestas, y no creo que sea especialmente blando, más bien me preocupa que aprendan. Pero hay dos problemas grandes, a mi modo de ver, que en parte coincide con parte de lo comentado:

    1) ¿Cómo demonios cuantificamos la docencia? No tengo ni idea!! ¿Qué es ser buen docente? supongo que será aquel que, conociendo la materia, consigue que los alumnos aprendan más (me acuerdo de un modelo aplicado ¡en Cuba! donde los alumnos eran examinados por profesores de otras universidades). Pero es complicado medir esto, y a lo mejor yo soy muy bueno pero ese día o ese mes las cosas no salen tan bien como uno se lo esperaba (el artículo puedo releerlo, enviarlo a otra revista, repetir el experimento, tardar más en conseguir resultados… pero las clases se imparten una vez). Y yo tal vez puedo ser buenísimo transmitiendo y consiguiendo que aprendan, pero no todos los años ni todos los días tendré las mismas ganas. Y no siempre impartiré las mismas materias, ni al mismo número de alumnos… En suma, ¿qué método podemos emplear para evaluar la docencia?

    2) En parte por lo anteriormente dicho, los méritos docentes no pesan demasiado en el CV de un PDI. La cantidad de docencia varía casi linealmente con la edad, sólo puedo influir, parcialmente, en qué asignatura impartir, en participar en alguna iniciativa o curso… pero poca cosa. Y por más que me esmere y me desviva por prepararles más material, por mejorar cada año la docencia… a mí me sirve lo mismo. Suena egoísta, pero conseguir una plaza fija, o mejores condiciones salariales (seamos prosaicos, yo prefiero ser Catedrático que becario, cobro más y es más seguro) casi no depende de la docencia. Sin embargo, ser IP de un proyecto más, otro artículo, más índice h… eso sí se cuantifica bien y sí me ayuda a subir peldaños.

    Habría que conseguir algún modo objetivo y razonable de cuantificar la docencia, de medir la calidad de un docente. Y así podríamos otorgarle más peso en el CV del PDI. Entiendo que esto redundaría en beneficio de todos. Solo una pregunta ¿cómo?

  34. Gracias Iñako por tu aportación.
    Jose

  35. El mundo universitario me queda lejos, puesto que hace años que no estoy de alumna y nunca he ejercido de profesora. Pero tengo ganas de dar mi opinión sobre lo que viví en la facultad y sobre lo que pienso como persona de la calle.
    En mi caso, el paso por la facultad fue muy decepcionante, mucho. No es que los profesores no me motivasen, que puedo entender más o menos que no tengan que hacerlo, sino que me desmotivaron. Yo entré con una motivación del 200%, haciendo ya sitio en la estantería para el Nobel y deseando ser la próxima Lise Meitner. Y os puedo asegurar que no me encontré con ningún Boltzmann, ni parecido. Hubo buenos profesores, sería injusto decir lo contrario, pero la gran mayoría dejaba bien claro que eran unos cracks, que su trabajo era investigar y que dar clases era algo obligatorio. Llegaron a decir en clase que no subiésemos al despacho porque otro trabajo tenían que hacer o que a alguien que había ido a preguntar le había dicho aquello para que se callase. También se respiraba mucha prepotencia, cosa que me resulta insoportable.
    Si eran investigadores hubiese agradecido mucho que me hubiesen explicado su investigación, que hubiesen montado conferencias sobre temas de física actual. Pero en cambio venían y nos decían que era mejor no hacer el doctorado porque no servía para nada.
    Problemas personales a parte, os puedo asegurar que ha sido la época en la que mi vinculación con la física ha sido más fría.
    Yo nunca vi pasión en la clase y sí que hubiese agradecido profesores implicados que empleasen métodos para implicarnos más en la clase, para hacernos más partícipes de todo aquello. No creo que tratar de comunicarse más con el alumno quiera decir convertir la clase en un circo. Pero venir y dar la clase a la pared sin ver si alguien se está enterando de algo, es penoso.
    Como obsesiva de las biografías os puedo asegurar que casi en todas ellas siempre ha habido la inspiración de un maestro, de alguien que confiaba y sacaba lo mejor de los alumnos. Quiero profesores apasionados por lo que hacen y quiero que sean valorados por ello.
    Finalmente, comentar que cuando leí binomio me faltó una pata y no sé si es que sólo quería hablarse de eso o es que la transmisión/divulgación ni está ni se la espera. Es decir, la mayoría de vosotros divulgáis, ¿cómo responde la universidad a ello?. ¿El papel de la cátedra lo tienen otras universidades?. ¿La divulgación no es un compromiso social? No sé cuál sería la fórmula mejor, o si debe haber unos encargados específicos para ellos pero creo que en la universidad debería valorarse y mucho esta tarea.
    Prometo que quería hacer un breve comentario, pero soy incorregible….
    Un post muy necesario. Hay que hablar de estos temas.
    Un beso,
    Laura

  36. Jorge dijo:

    Jose,
    te sigo hace tiempo (excelente blog), pero participo por primera vez en la discusión. Soy profesor universitario, y coincido en casi todo lo que has dicho y en los comentarios posteriores:
    – profesores que no solo no motivan, sino que te hacen salir corriendo. El caso descrito por los estudiantes de “Yo no estoy aquí para resolver dudas” es significativo, pero en cualquier otro sitio, a la salida se pediría el libro de reclamaciones (o a lo mejor no, estamos en un país donde el presidente del gobierno dice que tampoco tiene que cumplir su programa electoral …)
    – estudiantes que no se sabe muy bien que hacen ocupando un lugar en el aula: sin formación y, lo que es peor, sin la menor intención de conseguirla, solo pasar el rato y sacar el aprobado por aburrimiento. Tengo compañeros que se han encontrado entre semana a estudiantes a las nueve de la mañana completamente “ciegos” o de resacón.
    – Bolonia: el mayor cambio introducido ha sido “obligar” a los estudiantes a ir a clase (no se sabe bien para qué). También es cierto que nadie ha explicado claramente que es lo que se pretendía, y cómo se podía conseguir. El que lo ha hecho, ha sido a costa de su tiempo y su esfuerzo, y ni se le ha recompensado por ello, ni se ha “castigado” al que no.
    – Exceso de peso de la investigación en la promoción docente. Suficientemente comentada.
    Sin embargo creo que no se han incluido dos aspectos muy preocupantes, quizás por ser más técnicos:
    – Exceso de profesores asociados. La figura del asociado, utilizada en fraude de ley por universidades y autoridades educativas desde el primer día, y que ha ido adquiriendo mayor relevancia con la crisis. Una parte significativa de la docencia universitaria la imparten personas con escasa vocación docente y discutible formación académica (en su inmensa mayoría), pero que salen muy baratos. Raro es el caso en el que un profesional de prestigio imparte docencia en algo relacionado con sus conocimientos específicos, tal y como establece la ley. En los casos que yo conozco, profesionales con escasa formación práctica se encargan de formar a los estudiantes en los laboratorios.
    – El informe de los expertos sobre la reforma de la universidad. El que lo haya leído se habrá percatado rápidamente de una cosa: los profesionales (a dedo) que lo han elaborado pertenecen a la clase de profesor universitario que aquí se ha criticado. Dicho informe prácticamente ignora la parte docente del profesor, y cuando la comenta, es casi insultante, y dando por hecho ciertos conceptos (el mejor docente es el mejor investigador, cuando se han hecho estudios y la correlación entre ambos factores es nula) para justificar su posición (como se puede ver, de una “lógica” científica abrumadora). Eso si, como son tan buenos investigadores, no darán clase. Al final, viene a decir que aquellas universidades de profesores investigadores serán las “buenas” y las que no, las “malas” que “sólo” impartirán docencia, pero no financiación. Y esa es la dirección en la que vamos.
    Así que como en los chistes, hay una noticia buena y otra mala: la buena es que la situación denunciada cambiará. La mala es que a peor.

  37. moigaren dijo:

    Hola Jose,

    yo en lugar de dar la opinión del profesor universitario voy a dar la del que aspira a serlo.
    Una vez acabada la Tesis, todos los contratos postdoctorales que solicites van a valorar fundamentalmente la investigación, aunque lo hayas solicitado en una Universidad y te permitan dar clase. El problema es que no puedes descuidar la parte docente porque si no la ANECA no te dará la acreditación para optar a las plazas de profesor ayudante o contratado. Esta necesidad de dar clase es aprovechada por los departamentos en España para cubrir 60-80 horas por curso (principalmente de prácticas) por las que no se paga (recordemos que el contrato es para investigar).
    En mi caso, durante mi postdoc en el extranjero pode dar clase (aparte de las horas de mi contrato investigador), fueron remuneradas y me sirvieron para lograr la acreditación de PCD de la ANECA. La mayoría de postdocs no da clase porque saben que no se lo valorarán y que, una vez en un departamento en España, pueden comenzar a darlas mientras calientan la silla esperando su turno en el endogámico sistema de promoción de nuestro país.

    Saludos,
    Moisés.

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  39. Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios. No puedo ir contestando a todos pero que sepáis que habéis ayudado al objetivo inicial del post que no es otro que abrir el debate. Podemos pensar de forma distinta pero lo que ha quedado claro es que debatir sobre los temas tratados en el post es más que necesario. Sigamos trabajando en el buen camino.
    Un abrazo

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  42. Carmene dijo:

    No he podido leer todas las respuestas pero el post me ha gustado muchísimo porque corresponde con la idea que yo también tengo de la universidad y de ese binomio, docencia/investigación. Pero yo añadiría otro factor importante, si estamos formando a futuros profesionales, ¿cómo es posible que la experiencia profesional en el campo concreto en el que enseñamos no se valore para la promoción del profesor?

    No sé qué pensais

  43. Alfonso Garay dijo:

    Me podrian decir como en España un profesor fijo o tiempo completo de una universidad divide su tiempo procentualmente, en investigacion, docencia, extensiUn, otras actividades?

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