No tenía previsto publicar hoy. Mi hermano ha preparado su tradicional arroz a banda con el que cerramos el mes de agosto y no estoy para nadie. Sin embargo, dos resoluciones sancionatorias de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) me han alegrado tanto el día que he decidido cambiar de planes. Les cuento.

Como todos ustedes saben desde hace años mantengo una cruzada contra el uso del marketing pseudocientífico, entendiendo este como el marketing que abusa del lenguaje científico para publicitar productos sin ningún rigor basándose en la confianza que la ciencia le inspira al consumidor. Durante los primeros años de esta eterna batalla arremetí sin piedad contra muchas empresas que usan descaradamente del marketing pseudocientífico. Sin embargo, tal y como conté en la conferencia impartida en Barcelona “7 bodas y un funeral” , no sólo las empresas son responsables del caos que rodea al mundo de la publicidad de alimentos y cosméticos.

La absurda legislación vigente, la ausencia de control por parte de la administración, la poca ética que demuestran algunos científicos, la irresponsable actuación de algunas sociedades profesionales, la falta de sentido común del consumidor y la nefasta actuación de algunos medios de comunicación son, a mi juicio, los otros culpables de los continuos engaños y mentiras que sufre la ciudadanía. Hoy sólo hablaré de los medios.

¿Por qué señalo con el dedo a los medios de comunicación?

No seré yo el que critique a los medios de comunicación por publicitar infinidad de alimentos y cosméticos que no cumplen la legislación o que pretenden confundir al consumidor empleando dudosas estrategias comerciales. Se supone que detrás de cada producto hay una serie de reglamentos que solamente dejan comercializar aquellos que cumplen la ley vigente y cuenten con todos los avales de efectividad y seguridad por partes de comités científicos y sanitarios. No creo que los medios, una vez comprobado que el producto ha pasado por todos los filtros que establecen la ley y los paneles de científicos, deban ir más allá. Lo que hay que revisar es esos filtros. Sin embargo, sí que los critico por otra cosa.

Cada vez son más las televisiones, radios, periódicos, etc. que se suman a la peligrosa tendencia de camuflar publirreportajes … y eso no solo está muy feo sino que es sancionable. Según la Ley General de Publicidad la “publicidad encubierta se da cuando el destinatario no es consciente de que dicha manifestación constituye una actividad publicitaria, dándole la impresión de que se encuentra ante un mensaje difundido por un tercero imparcial ajeno al anunciante. Se produce un engaño a los destinatarios, pero no sobre el contenido del mensaje sino sobre el modo o la forma de presentar la misma, porque el destinatario al no reconocer la publicidad como tal le otorga una mayor credibilidad.”

Pues bien, aunque en los últimos tiempos muchas cadenas de televisión o radio han sido sancionadas duramente por publicidad encubierta, la moda cada vez va a más… incluso en los informativos nos cuelan auténticos reportajes de productos que, al presentarse en forma de noticia, calan en el consumidor de forma diferente que si claramente se nos indica que es una campaña publicitaria. Mucha gente desconfía de la publicidad pero no de las noticias que nos ofrecen los informativos.

No hay que olvidar que un post, una charla o unas jornadas de divulgación científica llegan a muy poca gente si los comparamos con la gran audiencia que tienen ciertos programas de televisión o las noticias de los medios de comunicación… y yo soy de los que piensa que si no se pone coto legal a estas actuaciones la labor de la divulgación científica servirá para muy poco.

Pues bien, parece ser que a la cadena española Telecinco este tipo de prácticas basadas en la publicidad encubierta de determinados productos se les ha ido de las manos…y este verano los han pillado no una sino dos veces. ¿Y por qué lo cuento en un blog de ciencia? Porque los productos objeto de esa supuesta publicidad encubierta son, curiosamente, famosos complementos alimenticios y cosméticos que he analizado en este blog y que emplean en su publicidad la jerga científica para atraer al consumidor. Es decir, son claros representantes del marketing pseudocientífico.

Otro aspecto que me ha hecho traer esta noticia a Scientia es que el órgano sancionador, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), ha advertido de que el modelo de publicidad encubierta sancionado alcanza en este caso «una especial gravedad» ya que se trata de un espacio que aborda temas de salud… y de la salud de los consumidores les he hablado mucho en este blog.

Los programas sancionados presentan unas audiencias brutales. Me refiero a “Sálvame diario” y “Qué tiempo tan feliz”, presentados por dos de los periodistas españoles más famosos: Jorge Javier Vázquez y María Teresa Campos, respectivamente.

El primero de ellos, “Sálvame diario” ha sido sancionado por la CNMC con 324.000 euros por el incumplimiento de la Ley General de la Comunicación Audiovisual (LGCA) en la emisión de un microespacio de salud con publicidad encubierta de varios productos de la empresa Actafarma. Se trata de los complementos alimenticios Revidox (al cual dediqué este post y este otro), Obextrem (del que hablé aquí) y Dormax. Estos tres complementos alimenticios aparecieron en las secciones de salud «Me encanta cuidarme» del archiconocido “Sálvame Diario”.

Según Competencia, estas comunicaciones establecían vínculos con el anunciante a través de un hashtag y una página web «en un entorno apto para inducir al telespectador a error en cuanto a su naturaleza». Además, la CNMC ha destacado que en ningún momento de la emisión se advierte de su tratamiento como publicidad ni aparece ninguna sobreimpresión en ese sentido… es decir, lo mismo que he denunciado mil veces en este blog y a lo que me refería al principio del post de hoy.

Jorge Javier Vázquez publicitando Revidox

Pero no contentos con esta sanción, contra la que Mediaset podrá interponer recurso contencioso-administrativo ante la Audiencia Nacional en un plazo de dos meses, Telecinco ha vuelto a las andadas y la CNMC le ha metido otro paquete. Hace unos días Competencia ha decidido volver a sancionar a Mediaset con 600.006 euros por emitir publicidad encubierta de productos y servicios durante la emisión del programa “Qué tiempo tan feliz”, que se emite los sábados y domingos por la tarde en Telecinco… y es que mi amiga Meli Camacho, la misma que anuncia infinitos surrealistas productos de alimentación y cosmética, también se ha llevado su ración de la CNMC.

La comisión detalla que en una sección de cinco minutos de duración, «la presentadora, María Teresa Campos, entrevista a Meli Camacho, una periodista y prescriptora de medicina estética, salud y belleza» en relación con esos temas y «se presentan de manera evidente los envases de productos referidos al tema concreto que tratan ese día, acompañados de sobreimpresiones relativas a sus funciones y virtudes». «En algunas ocasiones también se indican los precios y las marcas de estos productos y se acaba reenviando al telespectador al blog de la colaboradora, vinculado directamente a una distribuidora online, para obtener más información», añade la CNMC.

Meli Camacho publicitando Raspberry Ketone

Para la comisión, «esos microespacios cumplen con las características básicas de las comunicaciones comerciales encubiertas, como son la inclusión en un programa, que la presentación tenga un propósito publicitario y que sea susceptible de inducir al público a error en cuanto a la naturaleza de la inserción al tratarse de un mensaje publicitario que no es reconocido como tal». Más claro agua.

Estimados lectores, al principio de este post les he dicho que estoy contento. Como científico y amante de la ciencia exijo que a esta se le trate con respeto y no se la utilice para confundir y engañar al consumidor. De ahí mi cruzada contra todos aquellos que abusan de la ciencia y del respeto que se le tiene por parte de la sociedad. Sin embargo, siempre he defendido que si queremos acabar con el marketing pseudocientífico y con sus terribles consecuencias que van mucho más allá de las económicas ya que ponen en riesgo la salud del consumidor, tal y como se puede leer en libro Blanco de la Nutrición en España, no basta con la labor de denuncia que se hace desde un grupo reducido de blogs.

La educación a la ciudadanía es importante, pero de nada sirve si no va acompañada de ciertas medidas legales. Es necesario que, como les he contado hoy, instituciones como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia tomen cartas en el asunto y sancionen duramente a los infractores. En caso contrario la trampa siempre irá por delante de la ley y no solo su bolsillo, sino también su salud, saldrán perjudicados.

Educación + Ley

Jose

Nota: Podéis difundir este post en MENEAME pinchando en este enlace. GRACIAS.