En el artículo les voy a mostrar cómo dos joyas musicales y gastronómicas, los violines Stradivarius y los pasteles de carne murcianos, están íntimamente unidas por diversas disciplinas artísticas y científicas. Comencemos.
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Nota: Este artículo forma parte de mi colaboración quincenal con el Diario La Verdad.
Jose
Ya que estamos entre violines diré que los Stradivarius esta un poco sobrevalorado ¿Realmente suenan tan bien, con tantos matices, como dicen muchos expertos, músicos, concertistas, críticos,melómanos ? o ¿Acaso no hay cierto fetichismo y, como en otras aspectos de la vida, mucho snob?
La francesa Claudia Fritz hizo una prueba a ciegas.. Aquí la noticias http://www.vozpopuli.com/next/Ciencia-Musicas-Stradivarius_0_686331363.html y por este otro sitio el paper http://www.lam.jussieu.fr/Membres/Fritz/HomePage/Indianapolis_paper.html, donde quedó más o menos claro que cuando no se ve la «etiqueta» o la «marca» se pierde mucho glamour, los concertistas preferian unos de los nuevos para su trabajos y los stradivarius, aún siendo muy buenos, ya no son el one the one.
Es solo un experimento (no se si se ha repetido, aunque imagino que no quedaran muchas ganas ya que la pérdida del «aroma» de la exclusividad no le gusta a nadie, pierden los actuales propietarios de stravdivarius) pero al menos demuestra que los experimentos a veces no corroboran opiniones, gustos o «lo sabe todo el mundo» y que hay un cierto grado de conocimiento que (sin ser muy importante pues al final solo es cuestión de gustos) está muy condicionado por apetencias y creencias personales, transmitidas de generación en generación, que se nos imponen como si fueran verdades reveladas.
No solo pasa con los stradivarius. Lo vemos a diario con los vinos, comida, ropa, gafas, etc.